CAPÍTULO 4

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Había pasado una semana desde aquel fin de semana cuando las chicas se quedaron a dormir en nuestra casa, gracias a eso, ya teníamos bastante confianza entre las cuatro, normalmente desayunábamos juntas, ya fuera en casa de unas o de las otras, también algunas veces habíamos salido, pero por lo general preferíamos preparar nuestro propio desayuno.

Cuando nuestros trabajos lo permitían salíamos a pasear, tomar algo o hacer cualquier cosa juntas para pasar el rato, muchas de las veces se había juntado Mario con nosotras, y, la mayoría de éstas intentaba llevarse a Karla a otro lugar, aunque no todas las veces aceptaba la ojiverde.

Ese hecho me molestaba, sabía que era normal al ser pareja, querer estar uno junto al otro, pero seguía molestándome ese hecho. Aunque sabía que no tenía posibilidades era imposible no sentirme atraída por ella, la forma de ser, alegre y divertida me tenían cautivada, al pasar más tiempo juntas había podido descubrir nuevas cosas en ella, como que asomaba la punta de su lengua inconscientemente cuando estaba concentrada, que se pasaba la mano por el pelo cuando algo le frustraba, cómo intentaba siempre arreglar las pequeñas disputas que mantenía con Katy cada día, cómo le brillaban los ojos al hablar de su trabajo... también aprendí que casi tenía el mismo gusto que yo por la pasta.

Intentar alejarme de ella emocionalmente me era imposible, cada mañana cuando nos veíamos me abrazaba y me regalaba un beso en la mejilla, obviamente era a modo de saludo y hacía lo mismo con Samantha, pero en cada ocasión la temperatura de mi cuerpo aumentaba, me ponía nerviosa aquel contacto y hacía que mi corazón se acelerase, y, aunque quería que se alejase rápido para que no pudiese notarlo, en el fondo lo que deseaba era no soltarla en toda mi vida.

        —¿Qué película vemos hoy? —Katy preguntaba tomando el mando de la televisión. Al fin era viernes y todas las chicas teníamos libre el resto del fin de semana por lo que habíamos aprovechado para realizar una pequeña reunión solo nosotras viendo películas.

        —No sé, pon la que quieras. —Samantha se levantó para preparar unas palomitas y yo, fui con ella para llevar las bebidas. Karla estaba sentada al lado de su amiga sin entrar en la conversación, por lo que nos había contado Katy, había tenido que insistir mucho hasta que consiguió convencerla de venir con nosotras.

        —¿Sí? —Fue lo único que escuchamos decir a Karla antes de que se encerrase en el baño para atender la llamada que había recibido.

Con las palomitas y las bebidas en la mano, nos fuimos a la mesa y nos sentamos en el sofá, anteriormente, Karla estaba sentada al lado de Katy, pero mi amiga tomó su lugar y se acomodó en ese lado con la excusa de quitarle el mando a distancia a la ojiazul ya que aún no había elegido ninguna película.

Unos minutos más tarde la castaña apareció en el salón con cara de enfado recogiendo sus cosas.

        —Lo siento, chicas, tengo que ir con Mario —Nos dio un beso rápido a cada una y se dirigió hacia la salida—. Nos vemos mañana. —No pudimos pronunciar una palabra antes de que saliese, ya que escuchamos cómo se cerraba la puerta de la entrada.

        —Bueno, ya sabemos porque no quería venir con nosotras esta noche, ya tenía otros planes. —Intenté como pude ocultar mi molestia, sabía que era su novio y que era lógico que pasase la noche de viernes con él en lugar de con nosotras a quien había estado viendo todos los días, pero podría haber dicho algo en vez de irse de ese modo.

        —Sí... —Soltó Katy en un suspiro.

Intenté prestar atención a la película, pero mi mente volaba hacia cierta castaña cada segundo, me molestaba el hecho de que estuviese con Mario, aunque no debería hacerlo. Le conocía poco, pero parecía un buen chico, en estas semanas, había descubierto que se conocían desde niños y siempre estaba al pendiente de las necesidades de la castaña, además la respetaba y trataba bien, con eso debería bastar, ver que alguien la cuidaba y la hacía feliz. Además, el chico era dueño de una empresa y tenía dinero, la había heredado de su abuelo y eso le facilitó las cosas, pero él se había ganado el puesto trabajando duro.

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