CAPÍTULO 54

14 1 0
                                    

POV DANIELA

        —Toma, todo tuyo. —Solté un suspiro cansado y le pasé los prismáticos nocturnos a Raina. Llevábamos ya varias horas de vigilancia y me sentía exhausta. Las guardias de noche eran las peores, al menos por el día se escuchaban las voces de la gente hablando, las risas de los niños mientras jugaban, los gritos de los padres tratando de llamar su atención… todo eso hacía que el lugar se sintiese vivo. Pero por las noches todo permanecía en un silencio absoluto y se volvía interminable el tiempo que teníamos que pasar aquí.

        —Dame un minuto —Volví a mirar fuera con los prismáticos mientras esperaba a que Raina los tomase—. Vale, ya. —Al ofrecérselos de nuevo y levantarme de la cama, me fijé en que la morena se había quitado la camiseta dejando al descubierto su marcado abdomen. Todo el torso lo tenía cubierto por una fina capa de sudor lo que hacía que brillase ante la luz de la luna.

        —Tienes razón. —Mi camiseta también estaba algo húmeda y cada vez era más incómodo llevarla puesta. Me la quité imitando el gesto de la otra chica y la dejé estirada sobre la litera de arriba haciendo que quedase un poco colgada para que se secase y, con suerte, se refrescase un poco.

        —Esto es súper aburrido. —La soldado soltó un suspiro desesperado, la entendía a la perfección, pero si quería mantener a salvo a mi chica, era necesario. Agradecía enormemente la colaboración de los soldados, sin ellos, no sería capaz de hacer esto.

        —¿Qué tal si me cuentas qué pasa con Astrid? —Bingo. Raina se tensó por un momento. Tenía mis sospechas sobre que el interés de la morena de hacer guardia por la noche, tenía algo que ver con la rubia y, su reacción, me lo había terminado por confirmar.

La noche anterior, llegué a esta habitación esperando encontrarme con Rocco, pero lo que hallé fue a la soldado mirando por la ventana ya con los prismáticos puestos. Cuando le pregunté por el hombre, ella me dijo que le había pedido cambiar el turno. No me dijo por qué, es más, a penas hablamos en toda la noche, lo único que noté es que tenía cierto aura de tristeza que la rodeó durante todo el tiempo.

El único momento en el que la vi más alegre, fue cuando se acercaba el momento del cambio de turno, pensé que se debía a que al fin podríamos salir y dormir un poco. Pero estaba equivocada, al llegar Rocco y otro guardia del campamento, la morena salió escopetada hacia la salida, yo me lo tomé con un poco de calma quedándome hablando con Rocco unos minutos.

No vi a Raina en gran parte de mi camino hacia el módulo uno, pero cuando lo hice, la vi charlando animadamente con su compañera de cuarto. Me acerqué para saludar a Astrid y en cuanto me coloqué al lado de la morena para hacerlo. La sonrisa, al igual que el brillo de los ojos de la rubia, se apagaron, llegando a fruncir el ceño. No sabía a qué se debía ese cambio y el silencio entre las tres se instauró.

Un silencio incómodo y lleno de tensión.

La actitud de Raina también había cambiado, en ese momento parecía haber vuelto a la habitación donde vigilábamos.
El silencio fue roto por la morena mientras que veía a las chicas acercarse, claro, era momento de sus ejercicios. Raina ofreció su ayuda para entrenar a las chicas y la rubia se negó en rotundo.

En cuanto estuve en los brazos de mi ojiverde, escuché cómo malhumorada, Astrid se negó una vez más a aceptar la compañía de Raina y la mandó a dormir.
Cuando la morena pasó por mi lado, el corazón se me estrujó al ver su rostro, parecía al borde de las lágrimas, aunque intentase disimularlo con una sonrisa. En ese momento me di cuenta que tenía que ver con la rubia si la afectaban tanto sus palabras y, además, estaba el hecho de preferir hacer guardia conmigo en lugar de estar por la noche con ella. Era como si se intentase alejar, pero muy en el fondo quisiera tenerla cerca.

InfectedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora