CAPÍTULO 64

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POV DANIELA

        —¡Auch! —Me quejé de dolor mientras Luke me quitaba la férula y me movía los dedos, aunque lo hacía con cuidado sentía mucho dolor.

        —Aún necesitas llevarla más tiempo, pasa por aquí la semana que viene. Pero no más tarde. —Asentí con la cabeza intentando sonreír, pero solo pude hacer una mueca, aún sentía el dolor recorrer mi mano.

        —Si, doc. Estaré aquí justo en siete días —hablé con burla y Luke me miró con los ojos entre cerrados, la advertencia me la hacía porque había venido dos días después de lo establecido. Pero con tantas cosas en la cabeza, no me había acordado de venir antes.

Salí de la sala pensando en Karla, ¿sería capaz de verla otra vez? Antes había querido preguntarla qué la ocurría, estaba en la enfermería y parecía haber estado llorando, pero ver a Leo en la habitación justo donde ella aguardaba sentada, me lo impidió. Ya la ojiverde tenía quien se preocupara por ella y no me necesitaba más.

Al salir de la sala, hubiera preferido no haberla visto de nuevo, una vez más abrazada a él. Leo la sostenía de la cintura tal y como lo hacía yo tiempo atrás y tuve que contener la rabia que sentí en ese momento, sabía que no era correcto que buscase pelea con él, pero cuando los veía juntos no podía evitarlo. Por mucho que en el fondo pensase que ella sería feliz junto al médico, los celos me mataban y quería decirle que estaba equivocada al elegirle a él, que nunca llegaría a amarle como yo lo hacía.

        —¿Qué haces? —Luke chocó contra mi espalda trayéndome de vuelta a la realidad.

        —Nada. Voy al baño. —Sin dejarle responder, me di la vuelta y, en dirección contraria donde se encontraban Karla y Leo, caminé rumbo a los cuartos de baño. Una vez dentro, me apoyé en la puerta, mi única razón para venir corriendo hasta aquí, no era más que querer huir de ellos dos y esperar unos minutos mientras se marchaban.

Por mucho que no quisiera encontrármelos juntos, siempre acababa haciéndolo y cada vez se sentía peor que la anterior.
Me dejé caer hasta el suelo quedando sentada con las manos abrazando mis piernas y comencé a llorar, no podía evitarlo por mucho que lo quisiera, era lo único que había podido hacer bien estos días desde que descubrí que estaban juntos.

FLASHBACK

Karla se dio la vuelta cuando un trueno retumbó en toda la habitación, sabía del miedo de la ojiverde y por eso quise acompañarla en la noche, nunca imaginé que ella se abrazaría a mi cuerpo como si fuese un salvavidas.

Mi corazón latía rápido y creí que volaría de felicidad, en ese momento no supe si ella sabía que era mi cuerpo al que se abrazaba o no, pero nada me importó.

En un principio tuve miedo de que estuviese despierta y cuando se diese cuenta de lo que hacía volviese a gritarme, por eso no pude mover ni un músculo, pero cuando ella hundió su cabeza en mi regazo y se acomodó mejor, no pude evitar pasar mis manos por su cuerpo delgado y hermoso y apretarla contra mí. Volver a sentir su calor de ese modo con sus manos rodeándome me devolvió la vida.

Me dolió como nunca separarme de ella al amanecer, pero no sabía cómo respondería al vernos tan unidas, por lo que, con temor ante su posible reacción, preferí alejarme.

Pasaron minutos mirándola sin poder salir de la habitación, sin poder abandonar a la chica más maravillosa y encantadora del planeta, hasta que se removió en la cama.
Fruncía el ceño en sueños y temí que se despertase y me viese ahí parada sin apartar la mirada de ella. Por lo que hui, me marché y la dejé sola.

Ese mismo día quise hablar con la castaña y, mientras la preparaba el desayuno, me debatía entre hacerlo o no. Finalmente me decidí a hacerlo, pero debía encontrar el valor y las palabras adecuadas por lo que pensé que lo mejor sería dejar pasar la mañana para aclararme.

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