Varios segundos pasaron en la misma posición, aún mantenía los ojos cerrados con fuerza, esperando sentir dolor. No sabía qué se sentía ser disparado, pero esperaba sentir algo. Sin embargo, cuando no noté dolor alguno y, en su lugar, escuché algunos quejidos delante de mí, separé los párpados con algo de miedo por lo que pudiese encontrarme.
Mis ojos se agrandaron cuando, a quien vi tirado en el suelo, era al soldado y Andrea sobre él, intentando levantarse, pero sólo logrando quedar de lado ante el empujón del hombre.
—¡Hija de…! —El soldado tomó su arma del suelo mientras maldecía. Pero en el momento en el que iba a apuntar a la rubia, Leo apareció pegándole con las patas de la silla mientras se giraba rápidamente.
—Gracias —agradeció Andrea en el suelo, incapaz de levantarse por culpa de la silla.
—Gracias a ti... —Katy apareció caminando sin la silla a su espalda, desatando a Leo.
—...Nos has salvado —finalizó la frase el médico mientras se disponía a hacer lo mismo con la rubia y Katy se colocaba a mi espalda para comenzar a retirar las ataduras de mis manos.
—¿Cómo…? —No necesitaba terminar la pregunta. Mi mejor amiga sabía que estaba pidiéndole una explicación por haber aparecido desatada. Ella se puso frente a mí sonriendo y señaló con la cabeza hacia Fran quien ahora estaba tambaleante de pie a nuestro lado.
—Él me desató.
—Sí, pero después de que tú me lo quitases de encima. —El pelirrojo indicó en esta ocasión al soldado que había estado sobre él apuntándolo con la pistola. Ahora estaba desarmado mientras el arma descansaba en el suelo lejos de su alcance.
—Fácil. El tío se quedó empanado viendo cómo Andrea tiraba a su jefe, así que, aproveché —La simplicidad con que lo dijo Katy, me hizo verla con adoración y orgullo. Las dos sabíamos defendernos, sin embargo, ella había reaccionado rápidamente, mientras yo, había sido la única que se había paralizado por el miedo—. Por cierto, Andrea, nunca me habría imaginado que fueras tan valiente. —La morena se había alejado de mi lado para agradecer a la rubia quien, fijó su mirada momentáneamente en mí, antes de sonreír un poco avergonzada y responder al abrazo que le ofrecía mi mejor amiga.
Necesitaba agradecerla yo también. Si no hubiese sido por ella, quien sabe qué habría pasado conmigo y con todos los demás. Después de todo lo que la había hecho pasar en el piso, ella había salido a mi rescate, como mínimo debía agradecerla y disculparme. La idea de contarle lo de Tony para que entendiese mejor mi reacción, se pasó por mi cabeza, pero antes de poder dar un paso hacia la chica, la voz apurada de Fran, hizo que todos le mirásemos.
—¡Chicos! Necesitamos salir de aquí. Vendrán más si no lo hacemos rápido. —El soldado tenía el arma en sus manos mientras observaba hacia fuera de la puerta. Estaba completamente golpeado y no sabía cómo era capaz de mantenerse en pie.
Leo se acercó a él el primero y le preguntó algo antes de que el otro joven negase con la cabeza.
Aunque teníamos a Fran marcándonos el camino hacia la salida, ésta estaba a sólo unos metros de la sala donde habíamos estado, por lo que, simplemente en segundos, ya nos encontrábamos abriéndola y mirando hacia fuera.
—Vamos. —Leo nos apuró a salir después de que, al parecer, su amigo hiciese una señal para indicarnos que era seguro salir.
Una vez fuera, Fran se dirigió a uno de los tres todoterrenos militares que había en la entrada, abrió con las llaves y velozmente lo puso en marcha una vez que todos estuvimos sentados.
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Infected
Random¿Qué pasaría si un día tu vida cambiase radicalmente? Nada de lo que conocías vuelve a ser como antes y todo, a causa de un virus. Un virus que no se había visto antes. Un virus que en lugar de causar tos o fiebre, hace que la gente se convierta en...