CAPÍTULO 10

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        —Bueno, creo que tenemos todo lo que necesitamos —Juan Ramón terminaba de meter la última bolsa con comida en el maletero de su coche. Las otras dos mujeres lo esperaban dentro —. Muchas gracias por vuestra ayuda, bueno, nos vamos. Ojalá pudiésemos coincidir en alguna otra ocasión. —El hombre se despedía de nosotros, pero antes de poder entrar en el coche, Flavio le detuvo con su voz.

        —¿A dónde van? —cuestionó curioso mi amigo, Juan dio la vuelta y se acercó de nuevo.

        —Vamos hacia Getafe, allí vive nuestro hijo, solo queremos asegurarnos de que está bien, desde que nos dimos cuenta de lo que hacía esta enfermedad no hemos sido capaces de contactar con él y estamos preocupados.

        —Nosotros vamos a Toledo, pero después teníamos pensado pasar por Valdemoro, allí viven los padres de una amiga nuestra ¿no querrían venir? No creo que nos entretengamos mucho y, supongo que será mejor cuantas más personas vayamos juntas ¿no? —Mi amigo me miró cauteloso, el decirles que nos acompañasen le había salido como un impulso sin contar con nuestra opinión, sin embargo, a mí no me importaba en lo más mínimo, menos al saber que ya habían sido robados por alguien antes.

        —No queremos molestar, habéis hecho demasiado por nosotros y no… —En esos momentos Luke se acercó también, había estado en la ventanilla del coche apoyado, hablando con Valeria y ahora estaba con nosotros.

        —No es ninguna molestia, además, irá bien para su hija que le mire el pie de vez en cuando —cortó al hombre mayor mientras volvía su vista a la chica.

        —Bueno, hablaré con las chicas, si ellas aceptan, por mí no hay ningún problema. —El hombre se marchó y nosotros esperamos en la caravana, después de varios minutos donde los tres hablaban, al fin, el hombre se acercó hacia la ventanilla del conductor, donde estaba sentada yo, después de insistirle a Flavio, le había convencido de ser yo la primera que condujera en esta ocasión.

        —Vale, os seguimos, pero iremos en nuestro coche, si no os parece mal. —Asentí con la cabeza al señor y puse en marcha la caravana mientras él se dirigía hacia su vehículo.

Unos minutos después de haber comenzado el trayecto, estaba escuchando a mi amigo roncar, hizo el esfuerzo de quedarse despierto, pero al final el cansancio pudo con él. Una hora y poco después, él se despertó y miraba hacia fuera.

        —Deberíamos parar y dormir en algún sitio, está oscureciendo y ahora sería preferible evitar cualquier riesgo. —Flavio se talló los ojos mientras hablaba para después bostezar. Aún seguía con el cansancio marcado en la cara.

        —Sí, pienso lo mismo, pero dormiremos en la caravana, ya que vaciar cualquier sitio solo por descansar unas horas me parece demasiado trabajo y no estoy de ánimos ahora mismo para ello. —Después de darme la razón mi amigo se levantó y comenzó a estirarse para, acto seguido, ir a la parte trasera y hablar con los demás.

        —¿Cómo lo llevas? —Mi amiga me sorprendió sentándose a mi lado.

        —Cansada, pero bien ¿qué tal están Seth y Dylan? —pregunté mientras buscaba alguna salida de la autovía para tomarla y poder parar a descansar.

        —Bien, han estado jugando hasta hace un momento, al final se han quedado dormidos en el sofá.

        —Me parece bien que aún sigan comportándose como niños con todo lo que está pasando. —En ese momento vi el cartel que marcaba un área de descanso, la tomé solo para darme cuenta de la gran fila de camiones que descansaban en línea, suponía que ésta sería su zona de descanso anteriormente.

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