CAPÍTULO 6

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Salimos lo más silencioso posible y sin encender las luces ya que no queríamos llamar la atención de nadie, ni vivo ni... ¿Cómo debería decirles?

        —Iré yo primero. —Flavio tomó un bate de beisbol que había en la entrada, suponía que lo había dejado él al venir ya que en nuestra casa no estaba antes.

Caminando despacio, atravesamos el pasillo que nos llevaba hacia las escaleras, las únicas luces que habían encendidas eran las de emergencia y gracias a ellas podíamos ver por dónde íbamos.

        —Shh. —Con un dedo en sus labios, Flavio nos indicó silencio, habíamos escuchado una especie de gruñidos, parecido a lo que habíamos escuchado cuando nos acercamos al primer enfermo.

Aunque mi amigo nos había indicado que nos quedásemos en el sitio calladas, no le hicimos caso y fuimos tras él. Había una persona en las escaleras, al vernos, quiso acercarse, algo a sus pies le hizo caer y lo siguiente que escuchamos fue el rasgar de la carne, al fijarme bien en lo que pasaba tuve que contener las ganas que tenía de vomitar, con lo que había tropezado había sido con una persona y sin importarle ninguno de nosotros, parecía estar comiéndoselo, el olor que desprendía la sangre y el desagradable sonido me estaba revolviendo todo mi interior, quería volver a casa y no salir nunca, pero no podía olvidarme de mi familia, ante todo tenía que ir a Toledo por lo que me tenía que acostumbrar a esto.

Al mirar hacia atrás pude ver a Katy quien estaba agachada, supongo que, conteniendo la comida en el estómago, Karla, a su lado, parecía no reaccionar, estaba mirando fijamente en la dirección donde estaba sucediendo la horrible escena, me acerqué a ella y la hice mirarme, tenía que sacarla de ese estado.

        —Vamos a hacerlo ¿verdad? —Esperaba animarla con las mismas palabras que ella había usado conmigo. Tardó un poco, pero finalmente asintió sin apartar su mirada de la mía, bien, lo había logrado.

        —Venga, chicas, ya es seguro que bajéis. —Flavio nos llamó en un tono no muy alto después de que hubiésemos escuchado varios golpes.

Katy se acercó para tomar a Karla entre sus brazos y seguir a Samantha quien estaba bajando rápidamente, en mitad de las escaleras se encontraban dos personas, había sangre por todas partes y de nuevo un sabor amargo me subió a la boca. Aguantando la respiración terminé siguiendo a las chicas quien ya estaban llegando a la entrada donde se encontraba Flavio parado.

Salimos del portal corriendo hacia el todoterreno de Katy, de momento sería lo más conveniente para usar. Antes de cruzar la calle vimos al policía que anteriormente había sido atacado acercándose a nosotras por la derecha, me quedé quieta mirando al hombre, parecía realmente enfermo, se le veía pálido con unas ojeras enormes bajo sus ojos que parecían hundidos, se acercaba a nosotras lentamente soltando un gruñido, por lo que ya no me quedó ninguna duda de lo que era, me asusté y en lugar de alejarme seguí parada en el mismo sitio.

        —¿Qué hacéis? ¡Vamos! —Flavio se acercó para ayudarnos. Al parecer no era la única que se había quedado ahí, las otras tres chicas estaban a mi lado mirando al mismo lugar que yo. Flavio tuvo que llegar para sacarnos de nuestro estado de pánico. Ya no era el hecho de saber que nos iba a atacar, sino que la persona que teníamos en frente había sido contagiada por los mordiscos que le dieron antes, estaba cubierto de sangre y parecía faltarle algunos trozos donde tenía las marcas de dientes, parecía doloroso y, sin embargo, el policía parecía no sentirlo.

El moreno tuvo que golpearle para hacerle caer cuando estaba a punto de alcanzarnos, pero el hombre en el suelo seguía moviéndose, arrastrándose, esta vez hacia Flavio quien tuvo que golpearle nuevamente. En cuanto recibió el golpe en la cabeza, el policía ya no se movió más.

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