Estuvimos una semana entrenando cada día, nos levantábamos temprano y desayunábamos para después ir con Flavio un par de horas para enseñarnos a pelear, defensiva y ofensivamente, después del tiempo con él, nos íbamos a descansar y a comer y, más tarde, era el turno de ir con Julio, él en uno de los trasteros que había en el garaje, había colocado distintas estanterías con latas o botellas, más grandes o pequeños dependiendo de lo que ibas acertando al disparar. En otra de las paredes había dispuesto papeles con dianas dibujadas, no teníamos que acertar justo en el centro como era habitual, si no que estaba dividido en zonas de distintos colores que él nos indicaba a cuál disparar, algunos de los pequeños eran realmente difícil de atinar, pero con práctica podías hacerlo, o eso era lo que él había dicho.
Después de una semana de ese modo, la mejoría era notable en todos nosotros, además, por las noches todos dormíamos como bebés debido al cansancio, los primeros días nos levantábamos con dolor de cuerpo por los golpes que nos dábamos unos a otros, pero en unos días, hasta a eso se habían acostumbrado nuestros cuerpos.
Ninguno teníamos queja alguna, todos en el grupo estábamos decididos a aprender a defendernos, aunque el cuerpo a cuerpo no nos serviría de gran cosa frente a los infectados, si nos encontrásemos con hombres o mujeres como el grupo de Carlos en el almacén, no tendríamos el mismo resultado.
—Entonces ¿Oficialmente ya sois novias? —Mi amiga y yo nos encontrábamos tiradas en el sofá de mi piso, Karla se había ido con Katy y los niños a la casa de los juegos como les llamaban ellos. Al día siguiente del beso que había compartido con Karla, mi amiga lo había descubierto, pero hasta el momento aún no le había contado nada.
—Bueno, aún no hemos hablado de ello, pero, supongo que sí —Mis mejillas comenzaron a arder—. ¿Y tú y Katy? —dije sugerentemente, elevando las cejas una y otra vez. Ahora fue el turno de mi amiga de sonrojarse y, hasta se atragantó con el refresco que bebía.
—No hemos hecho nada de lo que estás insinuando. Aún es demasiado pronto, sí que hemos tenido acercamientos, pero… no hemos llegado a eso. —Mi amiga hablaba rápido, se notaba que era un tema que la ponía nerviosa.
—Gracias, pero no necesito que me des detalles, lo único que quería saber era si estáis juntas —Comencé a reírme por el gesto de mi amiga, la verdad, solo se lo dije de aquella manera para ponerla más nerviosa y comprobar qué me decía—. La verdad es que Katy es realmente afortunada de salir contigo, eres una persona maravillosa y ya te merecías ser tratada como tal. Además, tú tampoco la harás sufrir ¿Verdad? —hable con un tono amenazante, aunque era mi amiga, Katy también lo era y no quería que saliese lastimada.
—No tengo intención de hacerlo, tranquila. —Después de eso estuvimos charlando un rato más hasta que nuestras chicas volvieron, las dos tenían una sonrisa cómplice en su rostro.
—Tu madre os está esperando para cenar, nos ha hecho venir a buscaros porque no bajabais. —No me había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo hasta que Katy no mencionó que era hora de cenar.
—Ya vamos, se nos pasó el tiempo sin darnos cuenta —contesté mientras me acercaba a la ojiverde y dejaba un beso en sus labios y otro en su frente—. ¿Vamos? —Ella asintió con la cara ligeramente sonrojada, la cual me encantaba ya que se veía completamente adorable.
[…]
Los días siguieron pasando y con ellos, el entrenamiento, Flavio cada vez me lo ponía más difícil, a todos nos aumentaba la intensidad, pero veía que conmigo era distinto, creo que él temía más por mí que por los demás que me pasase algo y por eso pedía más de mí. Yo no me quejaba, al contrario, cuanto más aprendiese, mejor, pero por momentos me dejaba molida.
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Infected
Random¿Qué pasaría si un día tu vida cambiase radicalmente? Nada de lo que conocías vuelve a ser como antes y todo, a causa de un virus. Un virus que no se había visto antes. Un virus que en lugar de causar tos o fiebre, hace que la gente se convierta en...