CAPÍTULO 65

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POV KARLA

Estúpida. Era la mejor palabra que me describía en estos momentos, así era como me sentía y como debían verme todos.
Había sido una imbécil al decirla todas esas palabras sólo por la rabia que tenía acumulada, por pensar que estaría con otra persona. Cuando la vi golpeando a Leo y decirle que me dejase en paz, no medí las palabras, simplemente dejé que todo el enfado y la ira hablaran por mí.

Por supuesto que no quería que se marchase y mucho menos que se olvidase de mí, la necesitaba conmigo. Pero pensar que había tocado a alguien más que no era yo, me mataba de celos y por eso fue que le hice pensar que estaba con el médico cuando mi corazón únicamente le pertenecía a ella, siempre había sido así desde que la conocí y nunca cambiará.

Escuché un sollozo proveniente de la cama de al lado, Leo quería haberse ido a su habitación para no complicar las cosas, pero le pedí que se quedase, después del entierro de su abuelo, había quedado devastado y me daba miedo dejarle solo.

El hombre estaba tumbado de costado mirando a la pared y sin pensarlo dos veces, me acerqué a su cama y me tumbé a su lado, en cuanto sintió el peso en la cama se dio la vuelta y se lanzó a mi cuerpo. Me tensé al instante y tomé varias respiraciones profundas hasta calmarme, aún seguía sintiéndome incómoda ante el contacto de los demás y tampoco sabía si eso mejoraría.

Varios minutos después, solo era capaz de escuchar su respiración pausada, nuevamente se había quedado dormido y me fui a mi cama donde me senté, ni siquiera había tratado de dormir. Habían sido varias las ocasiones en las que Leo se había levantado llorando y quería estar para él, además, los recuerdos de lo sucedido hoy con Daniela me atormentaban y no me dejarían dormir.

FLASHBACK

        —Sabía que te encontraría aquí. —Katy se sentó en la silla a mi lado, hablándome con cierto ¿reproche? ¿Por qué parecía enfadada conmigo?

        —¿Qué te pasa? —Últimamente no era la chica más simpática del lugar, pero tampoco creía haber hecho nada para que estuviese molesta conmigo y necesitaba saber por qué estaba así.

        —¿Le ha roto la nariz? —preguntó obviando la pregunta anterior y señalando a la sala donde Leo se encontraba.

        —Leo dice que no, pero… se veía muy feo.

        —Lástima —masculló entre dientes, pero pude escucharla perfectamente—. ¿Sabes al menos por qué fue la pelea? —Negué con la cabeza, aún no había podido preguntarle a Leo por eso, cuando le vi con la cantidad de sangre que le salía por la nariz, me alarmé—. Ya, y seguro que tampoco viste que ella también tenía un golpe, ¿verdad? —Miré confundida y un poco asustada a Katy, no había visto ninguna herida por parte de la otra chica, aunque tampoco me había tomado el suficiente tiempo para observarla, la rabia que sentía en ese momento no me dejó pensar en nada—. Tú más que nadie deberías conocerla, ella no se metería en una pelea sin razón alguna, pero claro, el médico ese te tiene idiota. —Ya está, esta fue la gota que colmó el vaso, no quería enfadarme con mi amiga, pero su acusación sobre Leo me cabreó sobremanera.

        —¿Yo idiota? La única idiota aquí es ella, estando con otra chica —Mi amiga se sobresaltó ante mi voz alta, casi me había puesto a gritar—. Y encima tiene la desfachatez de ir amenazando a quien esté a mi lado —Bajé un poco el tono de mi voz, pero no la dureza con la que hablaba, cada vez me sentía más molesta—. Ella no tenía ningún derecho de hacer lo que hizo, además, no tenemos nada, ella me odia, no sé por qué…

        —¡¿Qué te odia?! —Katy interrumpió mis palabras ahora siendo ella la que gritaba y por un momento me sentí pequeña, nunca me había hablado así—. Mira —se tocó las sienes con las dos manos para calmarse—. Lo último que hace Daniela es odiarte. No debería decirte esto, pero… ¿quién crees que te estuvo preparando las comidas especiales todas esas veces? —La quedé mirando sorprendida, todo este tiempo había pensado que había sido la ojiazul—. No, no fui yo. Ella me daba las bandejas y me dijo que no te lo dijera, Daniela pensaba que si te decía que era ella no las aceptarías. —No pude decir nada, esta declaración me había dejado muy confundida, en aquel momento sospechaba que algo ocultaba mi amiga, pero por nada del mundo se me habría podido ocurrir esta posibilidad.

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