CAPÍTULO 52

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POV KARLA

Abrí los ojos cuando la luz entraba por la ventana ¿En qué momento me había quedado dormida? Lo último que recordaba era tener los ojos cerrados, simplemente disfrutando del toque de las manos de Daniela pasando por mi espalda, masajeándome, cuando me sentí adormecida. Había tratado de mantenerme despierta, pero lo más probable es que poco después cayera en un profundo sueño del que la morena tuvo la delicadeza de no despertarme.

Giré la cabeza y ahí se encontraba mi novia, durmiendo como si fuera un bebé. No sólo era una forma de hablar, algunas veces tenía unas posturas que realmente no sabía cómo no se levantaba con dolores en su cuerpo.

Me acerqué a ella lentamente y me di cuenta que aún seguía desnuda de la parte de arriba. Tampoco importaba, en estos momentos no necesitaba ropa. El calor que emanaba de su cuerpo era suficiente para no sentir frío. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración sobre mi rostro, toqué su mejilla con las yemas de los dedos y, finalmente, los ojos que tanto adoraba se abrieron dejándome ver el color chocolate que tanto me encantaba.

        —Buenos días. —La saludé sonriendo mientras los dedos aún recorrían parte de su rostro.

        —Buenos días, hermosa ¿Cómo estás? —Su voz salió rasposa debido a haber acabado de despertar.

        —La verdad… el masaje que me diste me ha dejado como nueva —Hasta que me preguntó no me había dado cuenta de que el dolor de espalda que llevaba desde hacía algún tiempo había desaparecido casi por completo—. Siento haberme quedado dormida en mitad del masaje—. Me sentía avergonzada y agaché la cabeza escondiendo el rostro en la almohada. Aún no podía creer que solo un momento sintiendo sus manos bastó para dormirme, pero, en mi defensa, en ese momento estaba tan relajada que cada vez sentía el cuerpo más pesado.

        —No pasa nada, me encantas cuando estás durmiendo, aunque… —Elevé la mirada cuando la noté removerse, girándose para quedar frente a mí. Una de sus manos fue a parar a mi pierna y comenzó a arañar con sus uñas la tela del pijama mientras la recorría de arriba abajo—. Me fascinas más cuando estás despierta y… desnuda. —Al decir la última palabra agarró con fuerza la pierna que hasta ese momento seguía rasguñando y la puso sobre las suyas haciendo que una de sus piernas quedase justo entre las mías. No pude evitar jadear de la impresión y ella solo comenzó a reír.

        —Ah… ¿Sí? —cuestioné en un tono de voz sugerente, sabiendo muy bien lo que provocaba en ella. Instantáneamente su risa cesó y vi como tragaba saliva sonoramente—. ¿Qué harás ahora? —Rocé con la punta del dedo índice sus labios y ella abrió la boca ligeramente tratando de mordérmelo.

Sin haberlo visto venir, mi espalda quedó pegada al colchón mientras Daniela quedaba sobre mí. Sus labios rápidamente buscaron los míos y sus manos recorrieron mi cuerpo, estremeciéndome. No podía más que seguir el beso tan apasionado que me ofrecía y que hacía que todo el calor de mi cuerpo se concentrase en una única zona.

Al separarnos para coger aire, la pierna que Daniela tenía entre las mías comenzó a hacer una mayor presión en mi centro, al mismo tiempo, su lengua pasaba por mi cuello, chupándolo, hasta que dejó una leve mordida antes de retirarse.

Dejé de sentir el calor de la piel de la morena cuando se elevó sujetándose en los brazos. La única parte que seguía en contacto con mi cuerpo era su pierna que seguía balanceándose mientras ejercía una cierta presión, lo justo para hacerme querer más. Una sonrisa de suficiencia apareció en su rostro cuando abrí los ojos y moví mis caderas al ritmo que ella marcaba.

        —Quiero sentirte. —Mi voz salió entrecortada debido al deseo que se apoderaba de mí y, sin esperar respuesta, pasé las manos entre nuestros cuerpos para retirar las únicas prendas que nos separaban.

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