CAPÍTULO 5

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Cuando me quise dar cuenta, estaba tumbada en el sofá de la casa, estaba mareada y me dolía la cabeza ¿qué había pasado? Recordaba salir a la calle para ayudar a un hombre y... ¿Había sido todo una pesadilla?

        —Al fin despiertas, pensé que tendría que darte de bofetadas. —Miré en dirección de donde provenía la voz aliviada de mi amiga, tenía su rostro preocupado y ahí fue cuando supe que todo había sido real, habían sido contadas las ocasiones en que la había visto así, parecía estar en pánico, y sabía que no sólo era por mí.

        —Dime que ha sido una pesadilla. —Le supliqué mientras me incorporaba viendo las caras de las chicas. Mi amiga negó con la cabeza.

        —Me gustaría decirte que sí, pero en ese caso las dos hemos tenido la misma pesadilla, no sé qué es lo que pasa, pero... esto es demasiado hasta para mí. —Mi amiga agachó la vista al suelo, escuché varios sollozos y pude ver a Karla y Katy, las dos estaban abrazadas y lloraban, parecía ser que mientras había perdido el conocimiento, Samantha les contó lo que había pasado.

Escuchamos varios sonidos provenientes de la calle, por lo que rápidamente las cuatro nos asomamos corriendo a la terraza, ya no solo era un hombre quien estaba sobre el policía, habían más "personas" sobre él, ya no sabía cómo llamarles porque realmente parecían haber dejado de ser humanos, parecían más animales sobre su presa.

        —¡Por dios! —Tuve que entrar en la casa y dejar de ver aquello, esta situación me sobrepasaba y hacía que mi estómago se revolviese ¿Era esto lo que habían creado en Alemania o era otro tipo de virus? Nadie nos había informado de esto y nos habíamos tenido que enterar de la peor manera.

Si este era el virus del que habían estado hablando, no sólo estaría aquí, también en cualquier otra parte de España, pensando eso, recordé a mi madre y mis hermanos, tenía que llamarlos y ver que estaban bien, de paso, podría saber si esto era solo aquí o el resto también tenían la misma situación.

        —Voy a llamar a mi madre, quiero saber si mis hermanos y ella están bien, joder, ojalá estén bien —dije las últimas palabras más para mí misma que para las demás que me veían caminar de un lado a otro nerviosa.

        —¡Menos mal que llamas! ¿Estáis bien? —Escuchar la voz de mi madre al otro lado del teléfono hizo que el aire me llegase a los pulmones, si respondía la llamada era porque al menos ella estaba bien.

        —Sí, mamá, de momento ¿Y vosotros? ¿Has visto lo que ha pasado?

        —Sí, esta mañana. Nos encontramos con un grupito de niños que parecían perdidos, Rodrigo y Tamara bajaron a preguntarles si estaban bien, pero ellos... ellos... —La voz de mi madre se cortaba y parecía no poder seguir hablando, por lo que terminé su frase, se habían encontrado con la misma situación que nosotras, menos mal que no había sido mi familia la que bajase a ayudar.

        —Los mordieron ¿Verdad? —pregunté a mi madre.

        —Sí, al haber visto eso, nos hemos encerrado en casa para que no pudieran entrar, pero tendremos que buscar algún sitio más seguro, éste no lo es, hay muchas personas en esta urbanización y seguro que pronto comenzarán a saquear las cas... —La comunicación se cortó en ese momento. Miré hacia las chicas y ellas tampoco hablaban ya. Intenté llamar de nuevo, pero el teléfono no tenía cobertura y no daba señal.

Maldición. No le había podido preguntar por mis hermanos, pero suponía que estarían bien, eso me había dicho, de todas formas, no estaba tranquila, era verdad que la urbanización en la que vivían no era de las mejores y tendrían que buscar algún otro lugar más seguro y lo que me preocupaba era eso exactamente, que salieran a la calle exponiéndose al virus o, en su defecto, a las personas que ya lo tenían.

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