CAPÍTULO 8

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Hacía varias horas que habíamos llegado al chalet, mi amiga y yo entreteníamos a los dos más pequeños dibujando, no salíamos al jardín que tenía la vivienda por miedo a que nos escuchase alguno de los infectados que estaban por la zona. Los niños estaban aburridos y como encontramos unas hojas de papel y bolígrafos, se nos ocurrió hacer algo con eso.

        —Dibujas peor que Seth —habló el más mayor de los hermanos refiriéndose a mi amiga, quería romper a reír ya que era cierto, pero me contuve.

        —Tiene razón. ¿Eso se supone que es un perro? —Aunque no quería reírme fue difícil contenerme de meterme un poco con ella.

        —Por supuesto que no, es un caballo. —Mi amiga se enfadó, pero me encantaba hacerla de rabiar, tenía que vengarme por todas las veces que ella se metía conmigo.

        —Pues... no sé qué decirte ¿eh? Me gusta más el perro que ha dibujado Seth —En cuanto me escuchó nombrarle, el niño me mostró su dibujo mientras sonreía orgulloso por su dibujo, la verdad es que estaba bastante bien, había intentado hacer incluso el sombreado, aunque no era el correcto, debería enseñarle en un futuro, el tema del dibujo nunca se me había dado nada mal, mi propio coche tenía varios diseños hechos por mí.

        —Que no es un perro —bufó mi amiga molesta—. Contigo no se puede, luego te quejas de que nadie quiere estar contigo. —Hasta el momento estaba pasándomelo bien con los niños y mi amiga, hasta que con esa frase me había hecho recordar lo que había pasado en el centro comercial esta mañana. Los niños habían sido una buena excusa para no enfrentarme a la situación y olvidar por un momento porqué me sentía tan mal.

Sin decir una palabra e intentando mantener la sonrisa en mi rostro, cogí una hoja en blanco y comencé a dibujar una casa, pero lo dejé a medias, no estaba inspirada en estos momentos. Me levanté y me fui a la terraza donde había pasado la noche anterior, era un lugar que me daba calma, lo haría mi lugar mientras estuviésemos aquí.

        —Hey, aquí estás —Mi amiga se colocó a mi lado y me ofreció un cigarro, si, en estos momentos necesitaba uno—. ¿Estás bien? Siento haberte dicho eso, no lo quise decir con esa intención, solo bromeaba.

        —No pasa nada, tranquila —Tomé una calada honda y solté el humo antes de contarle a mi amiga algo que me había estado rondando por la cabeza—. He pensado una cosa. —Quería cambiar el tema del que quería hablar mi amiga, pero en estos momentos no me interesaba pensar en ello.

        —Uuh, tú, pensar, eso es malo —Mi amiga me dio un golpe amistoso en el brazo para hacerme reír—. A ver, dime.

        —Tus padres viven en Madrid ¿No? —Mi amiga afirmó con la cabeza—. ¿Por qué no pasamos por ellos antes de ir a mi casa? Madrid no queda muy lejos de donde vive mi madre y, la verdad, lo pensé anoche, creo que he sido muy egoísta pensando solo en mí y mi familia. —Mi amiga me abrazó sorprendiéndome y se echó a reír en mi hombro ¿de qué se reía? No había dicho nada gracioso, ¿verdad?

        —Me río porque lo sabía, te conozco mejor que tú y aunque no se te hubiese ocurrido antes, sabía que tarde o temprano me dirías algo de ir con mi familia, por eso, yo tampoco había dicho nada, entiendo que en estos momentos estés preocupada por tu madre y tus hermanos. Es por eso por lo que primero iremos a tu casa y después ya habrá tiempo de ir a Madrid, sabes que están bien protegidos, seguramente estén más a salvo que nosotras mismas y por eso no estoy demasiado preocupada por ellos. —Abracé a Samantha, ahora entendía por qué era mi mejor amiga, siempre estaba conmigo y para mí.

Después de terminar de fumar, las dos bajamos al salón donde se encontraba el resto, Katy estaba sentada al lado de Flavio en un sofá, en el sillón de al lado, se encontraban Mario y Karla compartiendo espacio, el otro chico, Luke, estaba sentado en una silla, apartado del resto.

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