POV DANIELA
—¿Crees que al final no nos ataquen? —Samantha y yo estábamos haciendo guardia entre los módulos dos y doce, donde en algunas ocasiones nos cruzábamos con otra pareja de guardias que continuaban nuestro recorrido hasta la esquina del campamento.
Sabía a qué se refería mi amiga, desde que comenzamos a ayudar en los turnos de vigilancia, hace dos días, no habíamos visto una señal de los franceses. Todos en el campamento estábamos más tensos de lo normal debido a los nervios que la espera provocaba, pero de algún modo también nos sentíamos aliviados. Algunos guardias habían llegado a sugerir que debíamos dejar de preocuparnos tanto, pero Nevin no había querido relajarse y seguíamos con las mismas guardias que se habían planeado desde un principio incluso, cada pareja poseíamos un walkie-talkie para avisar directamente de cualquier sospecha.
—No puedo estar segura, pero si su plan era hacer desaparecer a toda la gente que supiese lo que han hecho, no creo que lo vayan a dejar ir tan fácilmente. —Mi amiga se quedó unos segundos pensativa hasta que estuvo de acuerdo conmigo y usó los prismáticos de visión nocturna para mirar hacia la calle con atención, segundos después, reanudamos el paseo.
Hoy el turno nos había tocado a última hora de la noche y, aunque aún estaba bastante oscuro, los primeros rayos de sol ya comenzaban a asomarse, por lo que en poco tiempo seríamos sustituidas por otra pareja. Así lo había decidido Nevin, turnos de cuatro horas que no llegaban a agotarte y te permitían estar más alerta de lo que te rodeaba.
—¿Qué vamos a hacer después de esto? —Al escuchar la pregunta de mi mejor amiga, la miré aparentando seriedad mientras pensaba en una respuesta que darle. No podía decirle la verdad.
—No lo sé, supongo que tomar un café, ya que antes no pude saborearlo bien. —Le dije con, en parte, algo de verdad, pero no siendo completamente sincera con ella.
—Ya… ¿y después? —Me encogí de hombros y me mordí la lengua para no contarle lo que había planeado el día anterior con Raina y Astrid.
Samantha me había comentado cómo le gustaría aprender a usar un rifle de francotirador y, aunque lo veía excesivo e innecesario, quise cumplir su deseo, por lo que ayer, en un momento en el que conseguí estar a solas, busqué a las chicas para pedirles el favor, al cual habían aceptado gustosamente.
Continuamos en silencio varios minutos más, nerviosa por que el tiempo pasase rápido. Observábamos detenidamente cada calle y cada ventana de los edificios. Esto había sido sugerencia de Flavio por si los franceses se ocultaban en alguno, si veíamos movimiento en las cortinas, podría ser debido a ellos y, por tanto, podríamos tener alguna oportunidad de pillarles desprevenidos antes de que nos pudiesen atacar. Pero de momento nada, no veíamos nada fuera de lo normal o al menos eso esperábamos, no equivocarnos y haber pasado algo por alto.
—Buenos días, Raina. —La voz de mi mejor amiga me hizo dejar los prismáticos y buscar a la morena quien se acercaba con una ancha sonrisa en su rostro.
—Buenos días a las dos. ¿Algo nuevo? —Ambas negamos con la cabeza al mismo tiempo—. Esto va a ser más largo de lo que esperábamos, ¿eh? —expresó de manera retórica ya que no nos dio tiempo a responder antes de que hablase de nuevo—. Por cierto, Samantha. Astrid está en el módulo doce con la vigilancia, ¿podrías acompañarla? Me gustaría hablar un momento con Daniela y no quisiera que se quedase sola mucho tiempo. —Samantha la observó confundida ante su petición, pero sin decir nada, se dirigió hacia el módulo que le había indicado.
—Seguro que no se lo espera. —Me reí imaginando el rostro de mi mejor amiga una vez que Astrid le explicase para qué estaba allí realmente.
ESTÁS LEYENDO
Infected
Random¿Qué pasaría si un día tu vida cambiase radicalmente? Nada de lo que conocías vuelve a ser como antes y todo, a causa de un virus. Un virus que no se había visto antes. Un virus que en lugar de causar tos o fiebre, hace que la gente se convierta en...