CAPÍTULO 75

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POV DANIELA

       —¿Cuánta munición te queda? —Me pregunto Raina antes de salir de una de las habitaciones del módulo seis, donde nos habíamos tenido que ocultar al encontrarnos con un gran grupo de soldados franceses.

       —Medio, ¿y a ti? —Volví a guardar el cargador después de haber contado las balas.

       —El que acabo de poner, nada más. ¡Mierda! —maldijo en voz alta la morena después de unos segundos pensativa, consiguiendo sobresaltarme—. Vamos a tener que ir al almacén por munición antes de continuar buscando a las chicas y ocultarnos todo lo posible de los franceses hasta enton… —Abruptamente Raina guardó silencio al escuchar un sonido proveniente del pasillo.

Con el corazón en la mano, vi a Raina asomando, primero su arma y luego, parte de su rostro por el corredor, pero pude relajarme cuando se dio media vuelta encogiéndose de hombros.

Vi la intención de la soldado de abrir la boca para decirme algo, pero nada salió de ella al oír voces y pasos de dónde segundos antes había estado mirando. Raina me tomó de la mano y me hizo esconderme tras la puerta, dejándola abierta.

Ambas aguantamos la respiración mientras oíamos los pasos acercándose cada vez más, desenfundé mi arma con la intención de usarla si fuera necesario, pero la morena negó con la cabeza cuando escuchó los mismos sonidos alejarse de nuestra posición, al parecer, los soldados franceses no se habían percatado de nuestra presencia y siguieron su camino hasta fuera del módulo.

       —Vayámonos cuanto antes por las armas —susurró Raina casi en mi oído, aunque ya habíamos oído la puerta del patio cerrarse y las voces francesas apagarse.

No hizo falta que asintiera para movernos de nuestro escondite, pero antes de salir, miré por la ventana, asegurándome que los soldados anteriores se alejaban del módulo.

Con precaución, salimos al patio, dándonos cuenta de que iba a ser difícil llegar al módulo donde teníamos las armas guardadas. El sitio no estaba lejos, pero ya no era simplemente escondernos de los franceses, sino también de los infectados que cada vez más, iban cubriendo el patio y nosotras a penas teníamos con qué defendernos.

       —Deberemos ir escondiéndonos todo lo posible de ellos, no podemos arriesgarnos a llamar la atención de los soldados. —Raina leyó mi intención de ir por los infectados que estaban más cerca de nosotras y la miré asintiendo y colocándome tras ella para seguir sus pasos hacia el garaje.

Raina tenía razón, no teníamos tiempo que perder. Casi dos horas atrás, nos habíamos encontrado con los chicos en la entrada y nos dijeron que Astrid y Samantha estaban buscándonos. A partir de entonces, nosotras habíamos hecho lo mismo, pero sin éxito. El humo que cubría todo el campamento no facilitaba la visión y habíamos tenido que ir mirando zona por zona, además del interior de los módulos, pero todo lo que habíamos conseguido era gastar, gran parte de nuestra munición, en infectados y soldados franceses. Estos últimos eran bastante fáciles de reconocer gracias a la prenda protectora que tenían sobre su uniforme militar, detalle que en cierto modo agradecía, ya que no quería cometer el error de disparar a ningún aliado.

Sorprendentemente, varios minutos después de salir del módulo, habíamos podido llegar a nuestro destino sin contratiempos. El grupo de soldados franceses con los que nos habíamos topado anteriormente, habían sido los únicos con los que nos habíamos encontrado, además, Raina nos llevó por los laterales de los módulos y tampoco habían sido un problema los infectados.

       —Bien, cojamos todo lo que necesitemos y algo más. Nunca se sabe cuándo podremos volver. —Sin perder tiempo, me dispuse a tomar tantas pistolas y cajas de balas como pude, guardándolas en cualquier bolsillo libre que tuviese. También recargué las pistolas que tenía vacías guardándolas en los mismos lugares que el primer día.

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