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Actualizando para no morir...

El tiempo había terminado. Algunas chicas tardaron más tiempo en elegir sus atuendos.

Mina no entendía como es que les costaba tanto encontrar ropa.

—Ahora nos dirigiremos a un salón de belleza donde las maquillarán y peinarán a su gusto para luego irnos al restaurante.—Indicó la encargada del grupo. Todas celebraron con un ¡Yeeeee! Menos Mina. Ella solo se preocupó por la hora. Sus padres no estaba enterados que había cerrado el puesto muy temprano.

En el vestidor avisó a su novio donde se encontraba, por lo que el chico la felicitó diciéndole que la amaba mucho, que se divirtiera y comprara bastante ropa cara.

La noche estaba cerca. Mina y las 24 chicas restantes llegaron a varios salones repartidos en toda la ciudad. Antes de sentarse en las sillas, a todas se les indicó cambiarse antes en varios cubículos.

—Algo que no llame tanto la atención, por favor.—Pidió Mina a la chica encargada de maquillarla y peinarla en el salón de belleza.

—Claro, señorita.—Obedeció la mujer mirándola a través del espejo.

Todas las integrantes del grupo a cargo de Kim Minji ya estaban vestidas completamente esperando nada mas ser maquilladas y peinadas.

—Quedan 30 minutos.—Avisó la mujer muy bien vestida detrás de las chicas.

Había pasado ya una hora desde su llegada al salón de belleza.

—Antes de irse deberán anotar alguna dirección donde nuestro chofer irá a dejar las bolsas de compras que hicieron esta noche.—Informó. Todas asintieron. Mina dudó por un segundo si dar su dirección o no. Al final la dirección de Sana fue la que anotó.

Cuando el grupo ya estaba listo, todas volvieron a entrar a la enorme camioneta para así ser llevadas al enorme y lujoso salón donde el resto de chicas iban llegando también.

—¡Minari!—La chillona voz de Sana, Mina escuchó de alguna parte después de adentrarse al lugar

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—¡Minari!—La chillona voz de Sana, Mina escuchó de alguna parte después de adentrarse al lugar.—Llegaste...—Unos brazos delgados rodearon su cintura desde atrás exaltándola un poco.

—Sana, me asustaste.—Reclamó llevándose la mano al pecho.

—Wow...—Le dijo su amiga alejándose un paso hacia atrás mirándola de pies a cabeza.—Estás bellísima y sexy...—Con picardía dijo haciendo sonrojar a su querida amiga.—De vendedora de frutas y verduras no tienes ni una pizca...—Sana tenía razón. Esa noche Mina se veía totalmente diferente a cómo era.
El vestido negro que había elegido había quedado perfecto a su cuerpo. El maquillaje y cabello habían quedado tal y como ella lo había pedido.

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Proyecto "SON" (Michaeng) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora