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6:05 de la mañana marcaba el reloj en la pantalla de su lujoso teléfono.

Chae suspiró por lo bajo volviendo su mirada al rostro tranquilo de Mina que dormía profundamente volteada hacia ella. Hasta dormida lucía hermosa la japonesa. Deseó acariciar su rostro, sentir la textura de su piel bajo la huella de sus dedos, sentir su calor, pero temió despertarla, así que solo la contempló en silencio por algunos minutos antes de levantarse e ir al trabajo.

Se le había confesado.

Si.

Lo hizo.

Ella sonrió levemente.

La empresaria no podía creer que lo haya hecho la noche anterior. Planeaba hacerlo en un bonito lugar, mirándola a los ojos, tomándola de la mano, pero no, al final fue en el sillón, frente a un televisor, un tazón de palomitas y dos latas de gaseosas. Ah, y borracha para rematar.

Vaya manera de confesarse Son Chaeyoung.

"¿Mina se lo habrá tomado en serio?" "¿Le habrá creído?" Se preguntó. Bueno, estaba ebria, seguramente lo habrá tomado como una broma, pensó.

Necesitaba decírselo de nuevo, no iba a echarse para atrás ahora que ya había tomado una decisión. No había más dudas. Quería a Mina a su lado sin contratos, ni nada.

Hace unos meses solo veía a la japonesa como una aliada más para llevar a cabo su plan, pero ahora todo cambió. Mina ya no era una empleada más, una aliada, Mina era especial.

A Mina solo le había tomado casi 5 meses destruir los candados que el odio, dolor y resentimiento forjaron en las puertas de su corazón. Mina sin ser consiente había destruido cualquier barrera que la empresaria tenía a su alrededor, para instalarse en su interior volviendo a prender esa llama del amor.

Estaba decidido, quería que Mina se quedase a su lado después de los 6 meses establecidos, pero antes debía poner todo en orden empezando por Kim Lip.

Definitivamente tenía que ponerle un punto final a esa "relación" cuanto antes. Así que, muy decidida su celular tomó de nuevo y un mensaje envió.

*****

10:47 am

—Amor...—Sonrió Kim Lip detrás del ancho escritorio cuando la vio—Al fin llegas.—Se levantó.

—Gracias por venir.—Contestó Chaeyoung después de cerrar la puerta de su oficina mientras la mujer a ella se fue acercando.

—Mmmm No sabes cuanto te extrañé...—Ronroneó la rubia en su cuello rodeándola con ambos brazos s detrás del cuello—Me hiciste mucha falta.—La miró por un instante antes de unir sus labios en un beso. Un segundo, dos, tres. Tres segundos duró el beso antes que Chaeyoung apartara las manos de la rubia sobre sus mejillas y las bajara. Definitivamente no sentía nada por esa mujer que ahora la miraba un tanto confusa. Sus besos, caricias y mirada no reflejaban nada, todo era vacío y frío, no tenían esa chispa que Mina si. Por más que era una mujer hermosa, sexy, buena amante, jamás llegó a despertar algo en la empresaria. Todo fue sexo nada más.

—Kim, debemos hablar.—Un suspiro soltó. Kim Lip arqueó una ceja notando la frialdad en su voz.

—¿Sobre que?—Dijo después de aclararse la garganta y cruzarse de brazos.

—Ya no quiero que me busques más.—Puntuó directo, mirándola a los ojos.

—¿C-Como?—El ceño frunció. Eso no esperaba oír de la empresaria. Pensó que la mandó a llamar por la mañana para pedirle disculpas por su distanciamiento repentino.

Proyecto "SON" (Michaeng) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora