Ubicada en un valle y a tres horas del mar, Daena es una ciudad pequeña en comparación a sus hermanas vecinas. No se compara con la gran capital Hyensa ni con la zona costera de Dachen. Originalmente era sólo un pequeño pueblo conformado por unas pocas familias de magos dedicados a la industria manufacturera. Cuando la Universidad de Yunara fue levantada a tan solo una hora de Daena, el pequeño pueblo comenzó a crecer hasta convertirse en la modesta pero digna urbe que hoy es.
En el norte de Daena se puede encontrar una terminal cuyos trenes solo parte directamente hacia Yunara, y de Yunara hacia Daena, de 6 am a 6 pm. Justo al lado, a tan sólo diez minutos, se expande la zona más nueva y animada de la ciudad. A pesar del carácter conservador con el que Daena fue fundada, la creciente entrada de jóvenes que atrajo la universidad provocó una amalgama pintoresca entre lo tradicional y moderno. Por la nueva demanda que significaron los universitarios se construyeron complejos más acordes al gusto de la juventud, al igual que parques, caminos peatonales, ciclovías y bulevares. También se abrieron tiendas, teatros y restaurantes para todos los gustos.
Hongjoong tiró de la mano de San para evitar que el distraído chico fuera arrollado por el grupo de descerebrados que se paseaban por esa avenida comercial, repleta de vida en pleno verano.
—¡Tengan cuidado! —les pidió con un tono educado pero exigente, abrazando a San por la espalda como si fuera un niño al que debe mantener cerca. El custodiado trató de decirle con la mirada que no hiciera más grandes las cosas, pero fue en vano.
El grupo imprudente se giró para mirarlos con desdén.
—Oh, si son Hongjoong y el oscuro —observó uno de ellos con exagerada sorpresa. El que habló era alto, delgado, de tez tostada y de quijada pronunciada. Su cabeza castaña iba rapada y sus ojos tenían una inusual tonalidad verdosa.
—El raperito desviado y el oscuro —corrigió una chica, provocando más de una risa, pero no por parte del rapado.
Si sólo se hubieran metido con él, Hongjoong habría rodado los ojos sin darle más importancia al evento. Pero habían ido lejos con ese horrible apodo que hería a San aunque este siempre asegurara lo contrario con su dulce sonrisa. El mago anaranjado sabía la verdad.
—¿En serio, Dohang? ¿Vas a comenzar? —interrogó indignado, con una autoridad que no cabía en su pequeño cuerpo.
—Joongie, está bien —medió San.
—No, San —interrumpió el de menor estatura apretando la mano siempre enguantada de su amigo, pero sin apartar la mirada de Dohang.
—Ya, yo no estoy comenzando nada —aseguró el rapado acercándose a Hongjoong con las palmas al aire, buscando paz con una actitud más bien descarada—. ¿Qué haces por aquí?
—Resalta a la vista lo que estamos haciendo aquí.—Hongjoong se encargó de recordar la pluralidad—. Ahora, si vas a dirigirte hacia nosotros usa nuestros nombres, que para algo los tenemos. De otra forma es grosero, irrespetuoso e infantil.
—Me dirigí a ti por tu nombre.
—Dohang.
El rapado rodó los ojos.
—De acuerdo. Lo siento, San —cedió sin mirar al mentado—. Entonces...
—Gracias por hacer lo correcto. Ahora nos vamos, aun tenemos cosas que hacer.
Hongjoong tiró de la mano de San quien sólo alcanzó a responder un desganado "no hay problema" antes de encontrarse caminando nuevamente por el agradable bulevar.
—¿Sabes? Estoy familiarizado con las miradas de rechazo y puedo decirte con certeza que a Dohang no le importan mis vetas en lo absoluto. Yo le doy igual —San sonrió cuando consiguió que Hongjoong lo mirara con esa graciosa mueca de extrañeza y confusión—. De verdad no le importo. Sólo se une a la campaña en mi contra por ti.
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Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}
RomanceYunara es la única universidad del reino que admite a todas las razas sobrenaturales que se han sumado al acuerdo civil. En su campus los aburridos y estudiosos magos, futuros eruditos, conforman la base de la pirámide de popularidad, mientras que l...