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Calmar el fuego de su cuerpo mientras iba a abrazado al alfa no fue tarea fácil. ¡Qué débil resultó ser de repente! Tanto ir contra la corriente durante lo que llevaba de vida para acabar arrastrado por la marea de unos ojos azules.

Mingi convocó a su manada en el bulevar, pero alfa y mago fueron los primeros en llegar. Mientras aguardaban por el resto, Hongjoong admitió que ya conocía toda la historia con ese nefasto ex líder y cómo fue que llegaron a lo que tenían hoy.

—No lo mataste —observó el anaranjado después de un corto silencio que se formó, sentado en una banca junto a Mingi. Sus piernas estaban una junto a la otra porque solo el alfa, con su postura desparramada, de piernas y brazos abiertos, ocupaba casi todo el espacio. Aunque el mago tampoco hizo ningún esfuerzo para que fuera de otra forma—. Al sujeto del video.

Mingi resopló sin sonrisa.

—Pero vaya que lo intenté. El cabrón es resistente.

Hongjoong tuvo un pequeño momento de reflexión antes de volver a hablar. El alfa aprovechó que tenía un brazo recostado al respaldo de la banca para juguetear con el cabello del mago, provocándole cosquillas que bajaron fugaces por su nuca. Tan agradable sensación fue agradecida con una sonrisa juguetona de la que Mingi espejó un amago.

—De verdad habrías podido tomarlo por sorpresa allá atrás. ¿Por qué no hacerlo? —preguntó el anaranjado.

—En una pelea, cuando das el primer golpe y te lo devuelven, ese primer puño que viene es el que más duele porque es el golpe del rencor, ¿sabes? —Mingi, descansando los dedos en su nuca, elevó su mano restante en un puño cerrado como si ahí encerrara lo que trataba de explicar—. No sé qué planea esa basura pero algo me dice que aunque me lo cargue hoy mismo, mañana habrá consecuencias. No quiero que mi manada las pague.

El mago asintió despacio, consternado. Entonces Mingi había pensado lo mismo que él: si Vasil había regresado era porque, de alguna manera, se había fortalecido. Y lo más probable era que no estuviera solo. Mingi era precavido al no alborotar el avispero sin saber exactamente a qué se estaban enfrentando.

Al final, la cita que debieron tener sucedió en una esquina de la plaza e incluyó a toda la manada, contando a San e Isabella, mientras se pasaban cajas de pizza para ir tomando rebanadas en medio de una tensa conversación. Hongjoong se sorprendió cuando Mingi contó todo lo sucedido —obviando el desastroso beso, claramente— sin disfrazar nada. Pensó que preferiría obviar el hecho de que se encontró a solas con Reese, pero al parecer el alfa no estaba interesado en ocultar nada y con sus verdades no ofendió a nadie. Urika no se lo tomó a mal. Más turbados estaban Jongho y Yunho por la confirmación de que Vasil estaba de regreso. Los dos entrelazaron sus manos intercambiando profundas miradas.

—Que aparezca a pocos días de la superluna no es coincidencia —marcó Sora.

El maguito cayó en cuenta de que, tal como un año atrás, los lobos comenzarían un nuevo semestre justo después de una superluna, aquella que siempre marcaba el fin del verano. Las superlunas ya no parecían traumatizar a los lobos, pero Hongjoong todavía no sabía qué hacían en lugar de usar ese abominable sótano de cadenas.

—Es un cobarde —gruñó Seongjin masticando con furia un trozo de pizza—. Atacará en la superluna porque de otra forma no tendría ventaja sobre Mingi.

—¿Qué? ¿Cómo? —interrumpió Hongjoong cuando su corazón tomó la palabra antes que el cerebro.

—Por nosotros. El lobo de Mingi estará más concentrado en nosotros. Los omegas, quiero decir —explicó Yunho con su clásica amabilidad aunque ahora tuviera difícil sonreír.

Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora