XXXIII ☽

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Se llevó una papa a la boca observando distraídamente aquel letrero en luces de neón justo por encima del mostrador que decía "Kenny's". Para ser inicio de semana había mucha gente en el diner. El lugar era popular y ese día comprobó el por qué. El servicio y la comida eran buenos y la estética era agradable. Las paredes azul pastel hacían un contraste interesante con las mesas rojas.

—Yunho planea volver a su puesto desde mañana, ¿tú crees que sea seguro? —explicó el lobo cuando fue interrogado por el motivo de aquel encuentro.

Siendo honestos, Hongjoong ya no se desilusionaba cuando descubría que, lo que él creía que era un avance romántico, en realidad era cualquier otra cosa. Ya tenía bien asimilado que el primer pensamiento de Mingi siempre era su manada y eso no lo disgustaba, todo lo contrario. Le encantaba esa parte del alfa. Lo admiraba y se contagiaba del mismo compromiso.

—De momento lo será. Podemos dar una vuelta por los alrededores para estar seguros. Si hay magia oscura la sentiré —sugirió inclusive.

El alfa asintió de acuerdo y le dio un enorme bocado a su hamburguesa. Se llenó las comisuras de salsa y hasta le escurrió un poquito por la barbilla. Ignorando por completo las servilletas, y como un bruto cavernícola, se pasó el dorso de la mano por la boca y se limpió el resto con la lengua. El mago, que no pudo apartar la mirada, apretó las piernas conteniendo un suspiro y devolvió la mirada hacia sus papas.

De verdad tenía muchas distorsiones en la cabeza.

—Min. —Mejor cambiar de tema aunque fuera uno menos placentero—. ¿Se te ha pasado el enojo conmigo?

Mingi detuvo el próximo mordisco que iba a dar. Cerró la boca, frunció el ceño y dejó la hamburguesa en la bandeja.

—Nunca hubo.

Hongjoong lo miró removiendo los pies con impaciencia. Barrió su cabello para atrás y suspiró.

—Yo creo que sí. Lo sentí.

—Yo te voy a decir lo que sentiste, mi p-

—¡Mingi!

—Déjalo entonces, joder.

—Necesito saber.

—Mira. Tu necedad de mierda es la que me rompe el culo —soltó señalándolo con una papa que luego se llevó entera a la boca. Pero Hongjoong insistió con unos ojos rogones que hicieron al alfa enseñar los colmillos—. Después de comer —acabó sentenciando.

Entonces se embutió la cena a regañadientes y el mago contuvo una sonrisa. Pero a pesar de lo prometido, Mingi no volvió a tocar el tema. Cuando terminaron de comer y de recorrer los alrededores, fue el mago quien nuevamente tuvo que insistir en medio de un desolado callejón.

—Sobre lo de antes. —Mingi bufó ni bien oírlo y frenó sus pasos—. Para mi es importante saber, Min. Tú eres... Para mí tú eres... Incluso si no lo fueras. Yo no puedo estar tranquilo si alguien importante para mí está odiándome. Me gusta enmendar las cosas. Yo entiendo que mi desempeño...

—No hables mierda —interrumpió el lobo cruzándose de brazos—. No te culpo de nada, ya te lo dije. Es otra cosa la que me jode —admitió apretando la mordida—. Me distraes. No sé qué es y no es tu culpa, pero no lo puedo permitir.

El mago guardó silencio y apartó la mirada. No comprendía del todo, pero recordó lo de Seonghwa y un sinsabor invadió su pecho.

—Hay algo más —continuó Mingi—. Hongjoong, Vasil casi te parte en dos. Llego un segundo más tarde y encuentro tu cabeza empalada en sus colmillos. —El lobo habló con la boca apretada de la furia. Hongjoong tragó grueso—. Y tú no hiciste una mierda. Apuesto que correr no era lo mejor que podías hacer. Eres listo, joder. ¿Por qué no usaste la cabeza? —El alfa lo miró con reclamo, su mal temperamento escalando—. ¿Por qué no usaste magia defensiva si sabes hacerlo?

Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora