Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}

XV ✹

La bonita morena se bajó del sedán blanco. Caminó hasta el capó donde dio dos palmadas mientras decía:

—Dame aire, guapo.

Mingi soltó el trapo con el que se acababa de limpiar la grasa de las manos. Resopló esbozando media sonrisa.

—¿Otra vez, Sadie? Bajemos esa rueda, debe estar jodida.

Y eso hizo con diligencia pero con hastío, aburrido del procedimiento que había ejecutado incontables veces en su vida. Subir el gato, aflojar las tuercas, meter la llanta a esa poceta de agua curtida y hacerla girar hasta observar burbujas en la turbidez del líquido. De esa forma sabría dónde estaba la fuga. Se suponía que debió reemplazar el agua esa mañana, pero en los últimos días las ideas se le escapaban de la cabeza tal como el aire lo hacía del trajinado neumático.

—¿Escuchaste, guapo? Pronto se abrirán las elecciones para el parlamento. Y estas van a estar candentes —comentó la morena mientras revisaba las noticias en su teléfono. A la par, Mingi maniobraba en la desmontadora para sacar la llanta del rin.

—¿Sí? ¿por qué? —consultó como cosa de rutina. No era hablador ni en el trabajo, pero ofrecía escueta conversación a los clientes habituales—. Tendré que cambiar la válvula.

—Nunca se había visto que otra raza igualara a los magos en las encuestas. Parece que los celestiales quieren llevarse la partida. Ya es hora, ¿no?

Mingi se encogió de hombros ahora que sanaba la fuga.
—¿Haría alguna diferencia?

La mujer lo pensó por un momento antes de responder.

—Bueno, yo digo que sí. Con los celestiales habría más diversión, menos división.

Esta vez Mingi sólo emitió un "mh". Realmente no estaba interesado en el tema. A él le daba exactamente igual qué raza tuviera mayor representación en el parlamento porque él ya tenía toda la libertad que deseaba. De cualquier forma, todas las razas estaban obligadas a respetar el acuerdo por igual. Mientras ningún mago o celestial —o cualquier otra criatura— viniera a decirle qué hacer, por él que hicieran fiesta en el parlamento de Haneul. De hecho, los propios licántropos le parecían más impositivos que otras razas. La situación dentro de su propio gremio era una total mierda, pero ni eso le interesaba. La única preocupación que quería y aceptaba tener en su vida era su manada.

Y hablando de ello...

—Song, ¿quieres quitar a Wooyoung de la carretera? Si un camión lo destripa esto se llenará de varitas —habló su jefe.

"Varitas" era una forma despectiva de referirse a los magos, pero su jefe no aludía a ellos exactamente. En realidad hablaba de La Alianza, una entidad política que custodiaba el acuerdo civil. Tal como el parlamento, La Alianza tenía representación de todas las razas contempladas en dicho acuerdo, pero era una figura propuesta y definida por los magos. Los magos realmente habían definido los parámetros de la sociedad de Haneul, así que todo ente de control se asociaba automáticamente a las "varitas". Irónico, porque era raro ver a un mago hacer uso de tal herramienta para ejercer la magia. Volviendo, en las últimas décadas La Alianza se había propuesto cuidar minorías con especial rigurosidad, y entre ellas estaban los licántropos. Los lobos eran el fetiche más reciente de los conservacionistas. Las muertes de licántropos en manos de otras razas eran arduamente investigadas y penadas con severidad. Básicamente eran tratados como una exótica especie en peligro de extinción.

Mingi suspiró.

—Listo. Arregla con Han —le dijo cortésmente a la morena una vez terminó de montar su neumático nuevamente, para que su jefe recibiera el ínfimo pago por el parche puesto. Después salió del taller, encaminado a la carretera que pasaba justo frente de la estación. Era por la entrada norte del valle, entre Kenza y Daena. No era especialmente transitada durante el verano porque las personas preferían la playa en esos meses. Aun así la ocupaban los camiones de insumos y alimentos y aquellos particulares que trabajaban en las inmediaciones, como Sadie. Ese día también era invadida por un lobo ridículo, desparramado en el asfalto. Puro peso muerto. Estaba de costado, casi en posición fetal.