XVIII ☾

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—Si un día tienes cachorros, serás un buen padre, Hongjoong. Eres bueno con los niños —dijo Sora con la cabeza acomodada en el tierno regazo de Isabella. El mago no pudo ver sus ojos ocultos detrás de los lentes de sol que llevaba la rubia. Intentó levantar el cuerpo para sentarse antes de responderle, pero las manos de Wooyoung bloquearon su movimiento. Lo obligaron a permanece igual que la rubia, pero en sus piernas. A Hongjoong no se le daba tan bien relajarse sobre el pasto, bajo la gentil sombra de un olmo. En ese momento, mientras aguardaba a que San saliera del último día del vacacional, los lobos lo instruían en el arte de holgazanear al aire libre.

—Gracias, pero, ¿cuándo me has visto con niños? —preguntó resignado.

—Ayer. Y te estoy viendo ahora. Urika y Wooyoung te aman.

Wooyoung frunció el ceño y espetó un "¿qué te pasa?" a la par que Hongjoong echaba la risa. La rubia acariciaba distraídamente la rodilla de su novia, tal como Isabella peinaba sus cabellos. Contemplando el rostro de la castaña pensó en algo más.

—Debemos parecerte unos completos lunáticos —apostó buscando nuevamente al mago, quien negó entretenido—. ¿No? Isabella lo pensó en su momento.

—¿Puedes culparme? —resopló la mentada.

—No. —Sora sonrió—. Lo cierto es que todos tenemos diferentes situaciones. Por ejemplo, Urika es especialmente sensible con el tema de hacer amigos. Ella se siente sola con mucha facilidad.

—¿Cómo? Si los tiene a ustedes —interrogó el mago incrédulo.

—Nosotros no contamos ahí, para ella somos como esa familia molesta que te querrá incondicionalmente porque así debe ser. Pero hacer amigos fuera de la manada es diferente, porque son personas que te quieren y te soportan aunque no tengan el deber de hacerlo ¿Lo pillas? —explicó Wooyoung, y al mago le pareció que ese lobito hablaba de manera muy personal—. Pero siempre acaba pensando que los demás sólo la ven como un espécimen salvaje, como una mascota. Y esa celestial vino a joderla más. Si yo hubiera estado ahí anoche...

Para ladrar con tanto rencor, Wooyoung acariciaba sus cabellos anaranjados con mucha gentileza. Por eso, por la ausencia de Mingi y por la confianza que ya le tenía al lobo más chillón de todos, Hongjoong se animó a preguntar:

—¿Qué pasó entre ellas?

—¡Agh! —exclamó Wooyoung completamente dispuesto a soltarlo todo—. El semestre pasado Urika se encaprichó con el club de natación, según ella porque le encanta el agua, pero si es por eso te metes al río. Yo que sé ¿A quién quería engañar? Lo que ella quería era hacerse amiga de esas presumidas que ni siquiera la dejaron entrar aunque Urika nade mejor que todas ellas.

—¿Qué? ¿por qué? —interrogó Hongjoong inmerso ya en el chisme e indignado por la situación.

—¡Por ridículas! Porque todo el mundo cree que ella mandó al hospital a ese estúpido celador, ¡Pero ni siquiera lo tocó! ¡Yo vi cuando el idiota se tiró solo!

"Así que los de aquella fiesta en los laboratorios fueron el par de revoltoso" pensó el mago, encajando eventos.

—El caso es que cuando por fin la convencí de que las mandara a todas a la mierda, apareció Reese como su salvadora. Pero, a ver. No es como si hubiera hecho la gran cosa. Reese es la capitana del equipo, era obvio que si ella decía "salten" todas iban a saltar. Hasta me parece sospechoso que no interviniera antes. Pero, en fin. Urika estaba contenta porque ahora tenía una amiga que la invitaba a planes pendejos. Pijamadas y mierdas así. Puras cursilerías. Esas cosas le encantan, no me preguntes por qué.

Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora