LIV ✹

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Después de que Hongjoong se encerrara en su barrera, la manada lo vio tragarse la esfera luminosa como si fuera una pastilla de vitaminas. Entonces, el mago se inclinó sobre Yeosang. Algo le susurró al oído, y, para sorpresa de todos, Yeosang respondió. Súbitamente tiró de una mano del mago y con los dedos empezó a hacer trazos en su palma.

—En el invierno... la nieve del suelo no es segura para beber... por eso picamos el hielo del lago...... se descongela para hacer té con las hojas del álamo... quita la fiebre y cura el resfriado... —balbuceó mientras tanto.

La manada se preocupó.

—¿Qué hace? ¿Rimas?

—Dioses, está delirando.

Pero Seonghwa supo que no eran delirios. Trató de ver qué era lo que Yeosang estaba diciendo realmente en la palma de Hongjoong, pero sólo creyó distinguir una palabra.

—Perdón —dijo en voz alta, con el corazón en la boca.

Seongjin lo miró.

—¿Seonghwa?

Seonghwa no llegó a responder. Se quedó absorto en cómo Hongjoong hizo que Yeosang acomodara los brazos a sendos lados de su cuerpo. Subió su camiseta y reveló esa espantosa mancha negra enraizada sobre el corazón del lobo. Después, el mago elevó las manos hacia el cielo como si alzara una plegaria. Susurró su ruego. Los dedos de ambas manos se empaparon de una luminiscencia dorada. Parecía que Hongjoong estaba en el proceso de convertirse en esa escultura que Mingi había visto en el bosque. El alfa incluso llegó a temer que al final el mago no fuera sino un momento atrapado, precioso pero inerte. Enseguida se dio cuenta de lo irracional que fue su sentir, de que había cosas más aterradora y reales que esa posibilidad.

La luz dorada sólo llegó hasta sus muñecas. Con una mano, Hongjoong tapó la boca de Yeosang. Contra su palma se ahogaron los gritos del lobo cuando, al mismo tiempo, la segunda mano luminosa se hundió con saña en el pecho del enfermo, como si Yeosang fuera de arena y no de carne y huesos.

Un coro de rugidos desgarradores se alzó en la montaña. El primero fue de Seonghwa, y el resto de la manada aulló contagiada de su pena. Yeosang convulsionaba bajo los firmes agarres de Hongjoong, quien hurgaba en su pecho como si quisiera hacerle triza el corazón. El desespero fue tan inmenso que Seonghwa rompió la ropa que llevaba puesta con su forma lobuna. Convertido se estampó contra la barrera mágica, una y otra vez, hasta que los tres betas de la manada fueron a detenerlo antes de que se hiciera más daño.

Los demás omegas estaban muy afectados por las violentas emociones del mellizo, tanto que temblaban con las extremidades entumecidas. La que peor estaba era Seongjin. Ella, para no transformarse como su hermano, se hincó lo dientes en la mano. Cuando Urika la vio venció su entumecimiento para acercarse a ella y la abrazó. Seongjin la estrujó para resistir.

Mingi no hizo nada. Por una vez, el alfa no pudo actuar. Sus ojos no se desprendían de lo que pasaba al interior de la barrera. Del pecho de Yeosang, o de lo que sea que Hongjoong hacia ahí, emanaba un polvo grisáceo y fino que nublaba la vista cuanto más denso se volvía. Cuando ya no fueron capaces de ver el ritual, Mingi alzó la vista. Encima de toda esa humareda se asomaban las estelas iridiscentes. Al concentrare en ellas, el alfa también encontró la voz del mago. La escuchó por encima de todo lo demás. Hongjoong murmuraba un rezo repetitivo. Su voz no flaqueaba, se mantenía constante y monótona mientras que las estelas de su magia se arremolinaban hacia el cielo y hacia todas partes. Subían como llamaradas de un incendio que alguien no paraba alimentar, rodeaban a los lobos sin que ellos se dieran cuenta. Mingi era el único que podía verlas, y notó que a determinada altura, las estelas se estancaron, pero no porque hubieran dejado de expandirse, sino porque se habían encontrado con algo invisible que las retenía. En ese momento, Hongjoong pausó el rezo. Jadeó como si hubiera parado de correr. Cuando retomó el ruego, su voz se quebró por un instante. Las estelas continuaron acumulándose, se volvieron tan densas como el humo gris. Hacían presión contra el aire, contra el espacio y contra la piel de Mingi.

Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora