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Más difícil que enfrentar todas las nuevas noticias y sobrevivir al tenso ambiente que se había instaurado en la manada, fue repartir las tres habitaciones que el motelucho tenía disponible. Dada la repentina afluencia de viajeros atrapados en Noira, no eran muchas. La ciudad, por pequeña y poco sobresaliente, tenía escasas ofertas de hospedaje con un precio asequibles para estudiantes.

Hongjoong acabó de tercera rueda entre Jongho y Yunho, y eso fue contar con suerte. En las otras dos habitaciones, que eran cuádruples, tuvieron que repartirse los otros diez lobos bajo una premisa que el mago no terminaba de entender y que lo desconcertaba en demasía: Seonghwa no quería estar cerca de Mingi, y al mismo tiempo los dos trataron de evitar a toda costa acabar en la misma habitación que Yeosang, así que, aunque lo quisieran o no, estaban obligados a compartir cuatro paredes. Los desafortunados que tendrían que pasar la noche bajo esa tensión serían Seongjin, Wooyoung y Urika. Así, en la tercera dormirían todos los lobos del noreste junto a Sora.

Eso si alguien conseguía pegar el ojo.

Hongjoong, por lo menos, no tuvo éxito en eso. Acostado en una esquina de la cama doble, con Yunho entre él y Jongho, estaba tieso como una momia, con las manos sobre su abdomen y los ojos pegados en el techo. A pesar del desvelo había procurado no moverse, por eso le sorprendió cuando fue descubierto y la voz de Jongho interrumpió sus tribulaciones en algún momento de la madrugada.

—No puedes dormir.

Hongjoong espabiló y se asomó por encima del lobo más alto que sí dormía cual tronco caído. Jongho, en cambio, estaba en la misma posición que él, con los ojos muy abiertos.
—Veo que tú tampoco —susurró.

—Puedes hablar bien, Yunho no va a despertarse. Duerme como un muerto.

El mago resopló por tan amorosa comparación.
—¿Incluso en una noche como esta?

—Yunho es de lo que ya no hay.

Hongjoong sonrió. Jongho solo tenía un tono de voz que usaba para todo de manera indistinta, pero solo cuando se refería a Yunho daba la sensación de suavizarse. Aunque el comentario fuera sarcástico, parecía que lo decía desde el puro querer.

—Jongho, ¿tú por qué no puedes dormir? —se atrevió a preguntar.

—Por la misma razón que tú —respondió el lobo sin tapujos.

—Pero tú lo entiendes más que yo, ¿no?

Jongho suspiró.
—No. En verdad no. No creo que ninguno de nosotros lo haga.

Hongjoong frunció los labios. Entonces reunió valor para volver a hacer una pregunta indiscreta.
—¿No saben por qué Seonghwa evita a Mingi de repente?

—Te diré lo que sé —dijo el lobo girando el cuerpo para acomodarse de costado hacia él. Hongjoong hizo lo mismo y los dos pudieron mirarse a pesar del omega que retozaba plácidamente entre ellos—. Pasó lo que viste, el nuevo reconoció a Mingi. Sora lo confirmó, ella notó que el olor de Yeosang cambió en el acto. Me lo contó cuando esperabamos los pedidos —explicó moviendo las manos de forma desinteresada—. Casi al mismo tiempo el Quorum se llenó de un sentimiento de correspondencia. Ya lo habíamos sentido antes, cuando Wooyoung vio a San a los ojos por primera vez. —A Hongjoong se le encogió el corazón. Un atroz vacío se quiso tragar todo lo que había en su pecho. Intentó prepararse para escuchar la peor confirmación de todas—. Pero, y aquí te va lo más extraño, ese sentimiento no vino del canal de Mingi.

Últimamente la vida mantenía a Hongjoong en un constante y violento vaivén de luz y sombras. Jadeó esperanzado y experimentó un nuevo nivel de alivio, pero al mismo tiempo tuvo una certeza terrible.

Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora