Para su alivio y sorpresa, nadie de la manada se opuso a su presencia. Lo trataron como siempre, tanto que si había menos chispa en los lobos no era por él sino por las ansias y la preocupación de reencontrarse con los suyos.
Partieron en la tarde y fueron en caravana: dos camionetas seguidas por una motocicleta. En la primera, que conducía Yunho, iban Jongho, Sora y Seongjin. En la segunda dirigida, por Seonghwa, se subió Hongjoong de copiloto y detrás Urika junto a Wooyoung. El alfa iba solo en su máquina, custodiando el paso. Ni San ni Isa iban en la comitiva porque en un cálculo de las probabilidades resolvieron que era más peligroso y aparatoso llevarlos que dejarlos atrás, siempre que se quedaran juntos y pasaran la noche dentro de los espacios protegidos de Yunara, en el dormitorio de Hongjoong. Así que el único de los aliados no licántropos presentes en la misión fue el mago anaranjado.
Hongjoong sacudía una pierna de lo nervioso que estaba. Tenía muchas razones para estarlo. La primera era que había estado evitando la mirada del alfa. Después debía contar que estaba faltando a un día entero de clases para inmiscuirse en un asunto entre manadas. Mucho se dijo sobre responsabilizarse, pero, ¿y si lo empeoraba? Y aunque nada malo ocurriera, podía acabar metido en líos mayores por tratar el asunto por su cuenta.
El camino a Noira era de tres horas, pero les tomó cuatro llegar. Aun así, aparecieron a tiempo en el lugar estipulado. Era un cruce a las afueras de la ciudad, donde el bosque todavía rodeaba la carretera. Ahí estacionaron y aguardaron en silencio.
En un momento, Hongjoong se apartó del resto para caminar un poco bosque adentro y por los alrededores. Llevaba un hechizo encima que le permitiría advertir presencias corruptas sin que tuviera que entrar en un trance para ello. Había perfeccionado el truco en sus ratos libres junto a otras cosas que esperó nunca tener que emplear. Pero fue un chasquido lo que acabó alertándolo. Volteó para ver a Seonghwa que venía hacia él con esa sonrisa suya mística y tímida al mismo tiempo.
—No deberías alejarte solo.
Hongjoong le correspondió la sonrisa y terminó de acercarse a él con agrado.
—Tengo que cuidar el perímetro. ¿Vienes a hacerme compañía?El lobo asintió y se metió las manos en los bolsillos para caminar con él. No se dijeron nada el uno al otro por un rato, hasta que fue Seonghwa quien volvió a romper el silencio.
—Me alegra que Urika te haya convencido de venir.—No tuvo que esforzarse mucho —resopló Hongjoong—. Habría venido de todas formas.
Seonghwa se rascó la nuca y ensanchó la sonrisa. Parecía querer decir algo, pero Hongjoong no pensó que fuera a atreverse. Por eso habló él en su lugar.
—¿Ya te animaste a llamar? —El lobo apartó la mirada con vergüenza. Negó. Hongjoong sonrió y buscó una de las manos del lobo para apretarla—. Está bien, hazlo a tu tiempo. Pero hazlo, Seonghwa. Si yo pudiera ayudarte a curar tu alma lo haría, pero no tengo ese poder.
—Preferiría que fueras tú.
Hongjoong lo miró enternecido.
—¿Ah, sí? ¿Por qué?—Porque confío en ti.
El mago suspiró con un alivio que no sabía que necesitaba. Entendía, por la historia de los mellizos y por la personalidad de Seonghwa que no era fácil para él entregar su confianza en los demás. Pero a él se la estaba dando, y en ese momento se prometió que la atesoraría. También pensó en abrazalo, pero de pronto los sorprendieron unas luces a través de los árboles. Vinieron de la carretera a pocos metros de ellos. Se apresuraron y encontraron a los demás lobos con los sentidos alerta.
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Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}
RomanceYunara es la única universidad del reino que admite a todas las razas sobrenaturales que se han sumado al acuerdo civil. En su campus los aburridos y estudiosos magos, futuros eruditos, conforman la base de la pirámide de popularidad, mientras que l...