XXXV ✹

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—Te lo advierto, Wooyoung. Hoy no me toques los huevos.

El alfa trató de recuperar la cerveza que acababa de arrebatarle ese diablillo, pero el muy ágil la apartó a tiempo.

—Te aguantas. Por tu culpa estoy en esta fiesta sin Sannie y sin HongHong.

El platinado bufó frustrado. Se rindió ahí mismo. Apartó la mirada y fue a buscar otra cerveza. Wooyoung lo siguió. Ese era el Mingi al que él estaba acostumbrado. Por más duro que se hiciera no solía alimentar discusiones ni buscar peleas. Perdía el interés rápido y prefería retirarse antes que gastar energías en lo que fuera. Mingi no se dejaba provocar facilmente. Por eso le causaba tanta fascinación lo que él llamaba "el huracán Hongjoong".

Aquel mago debía creer que Mingi era un idiota con nueve años mentales y con toda razón, pero en el tiempo que Wooyoung llevaba de conocerlo había llegado a pensar todo lo contrario: que su alfa tenía el alma de un veterano de guerra, cansado ya de tanto liderar batallas e interesado únicamente en ver las estaciones pasar. Ahora descubría que la supuesta apatía de Mingi se esfumaba cuando un mago lo provocaba. Y no solo para discutir, sino de formas más primitivas. Wooyoung sabía por experiencia que había cosas que los licántropos no podían evitar. Un rasgo en todo lobo nacido era el obrar sin mente, dirigirse solo por un impulso ciego. Y estaba acentuado en Mingi quien vivía haciendo lo que quería cuando lo deseaba sin hacerse líos en la cabeza. Obrar y sobrevivir. Wooyoung estaba seguro de que Mingi era el licántropo por excelencia, y por eso las personas lo malinterpretaban. Asumían que se regía por los mismos constructos sociales que los demás cuando no era así en lo absoluto. Por ejemplo, si Mingi nunca había besado a una chica frente a todo el campus no era por hacerse el chulo indiferente, sino porque simple y sencillamente no había sentido el deseo de hacerlo.

Hasta que llegó Hongjoong.

Y lo peor de todo era que ese platinado estaba muy perdido. La manada entera podía sentir el lío que tenía adentro.

—¿Por qué te portas así con Hongjoong? —preguntó mientras el alfa destapaba su nueva cerveza con los dientes. Escupió la tapa y miró mal a la garrapata que tenía delante. Después se dio la vuelta para ir a sentarse en el mismo tronco en el que estaba antes—. Bueno, ¿sabías que desde que besaste a Hongjoong en público tus posibilidades de follar se duplicaron? Ahora los chicos también quieren probar suerte —siguió hablando el más bajito pegado a él como un imán. Se sentó a su lado como si nada—. Te puedo presentar a uno así bonito y sumiso como parece que te gustan, pero más inteligente que Hongjoong ninguno.

Mingi rodó los ojos.

—Quién lo diría. Pensé que Mingi no tenía un tipo. Y si lo tenía, habría imaginado de todo menos que fuera ese —comentó Yunho también con trago en mano, y los presentes coincidieron con él, asintiendo.

—Teniendo en cuenta su historial... ¿Recuerdan a esa banshee de crespos? —habló Jongho a su lado.

—¿La que siempre olía a belladona y se la pasaba hablaba de vudú?

—Esa. Me encantaba. Le dije a Mingi que la quería como tótem.

Varios de los lobos le dedicaron una mirada de reproche e incomprensión, con sus narices arrugadas.

—Suerte que no te hizo caso —replicó Seongjin.

—Me das miedo, Jongho —concluyó Urika—. Y esa banshee también me asustaba, no quiero un tótem así.

—Yo pensé que sería Reese —soltó Wooyoung nada más para molestar a la pecosa y lo consiguió, porque ella le enseñó el dedo medio con mucho cariño.

Don't Lose Your Grip on Love {Minjoong}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora