capítulo 41

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Mientras Alelí y los gemelos hablaban de cosas que eran una «mierda» o «no estaban buenas», Lali le echó un vistazo a la sala, buscando un poco de conversación adulta. Notó que Felipe conversaba con Mariano Torre, y también vio a Peter, que estaba al final de la barra hablando con una morocha que llevaba un vestido blanco ceñido. La mujer tenía su mano apoyada en el brazo de Peter, que permanecía con la cabeza inclinada para escuchar lo que ella decía. Apartó el faldón del saco y mostró una mano en el interior del bolsillo de los pantalones. Los tirantes grises reposaban sobre los dobleces de la camisa, pero Lali sabía que bajo aquellas ropas tan formales Peter escondía el cuerpo de un dios y el tatuaje de una herradura en el vientre. Él rió al oír algo que la mujer le dijo, y Lali apartó la mirada. Sintió en el estómago la punzada de algo muy similar a los celos, y su mano apretó el pequeño bolso. No podía estar celosa. No tenía posibilidades con él y, además, no le gustaba. Bueno, eso no era del todo cierto. Lo que sentía era rabia, pensó. Mientras ella cuidaba de su hermana, Peter conquistaba a aquella belleza vestida de blanco.

Capítulo 41:

Pablo Martínez la sacó a bailar y ella dejó a Alelí al cuidado de los gemelos. Pablo la condujo al centro de la pista y empezaron a bailar. Con una mano en su cintura, la guió de manera perfecta.

Después de Pablo, bailó con Stefano, que se había teñido la cresta de color azul claro para que hiciera juego con el esmoquin. En un principio, la conversación con el joven fue complicada, pero cuanto más lo escuchaba, mejor entendía lo que decía a pesar de sus jergas. Cuando el trío hizo un descanso, le dio las gracias a Stefano y fue en busca de Felipe, que estaba esperándola en un extremo de la sala.

-Lo lamento, Lali -dijo cuando ella se aproximó-, pero tengo que llevarte a casa ahora mismo. El fichaje en el que estábamos trabajando va a concretarse esta misma noche. Mariano ya se ha ido a las oficinas del club. He quedado en encontrarme allí con él.

El club estaba en sentido opuesto al departamento de Lali y el trayecto hasta su apartamento era de poco más de media hora.

-Anda. Me iré en taxi.

Él meneó la cabeza.

-Quiero asegurarme que llegas bien a casa.

-Yo me encargo que llega bien a casa. -Lali se volteó al oír la voz de Peter.

-Alelí está con los gemelos Colombo-dijo-. Cuando bajen, te llevaremos a casa.

-Con eso me ayudas mucho -dijo Felipe.

Lali miró detrás de Peter en busca de la chica, pero él estaba solo.

-¿Estás seguro? -preguntó Lali.

-Sí. -Peter miró a Felipe-. ¿Quién es el fichaje?

-Lo mantendremos en secreto hasta mañana por la mañana.

-Está bien.

-Dalmau.

Peter sonrió.

-¿En serio?

-Sí. -Felipe se enfocó en Lali-. Gracias por haber venido esta noche conmigo.

-Gracias por invitarme. El viaje en limusina fue maravilloso.

-Los veré a los dos en el aeropuerto por la mañana -dijo Felipe encaminándose hacia el ascensor.

Mientras Lali le observaba alejarse, preguntó:

-¿Quién es Dalmau?

-Realmente no sabes mucho de rugby -repuso Peter. La tomó por el codo y, sin molestarse en preguntar, la arrastró hasta la atiborrada pista de baile. Metió en el bolsillo de su saco el pequeño bolso de Lali, apretó una de las manos de ésta y la otra la puso sobre su cintura.

MAS QUE UN JUEGO-LALITERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora