Dile que tengo mucha hambre.
Capítulo 51:
-Me resulta extraño no tener jardín -dijo Alelí, hablando acerca de las diferencias de su vida ahora que vivía en el departamento con Peter-. Y ya no tengo que ir a la lavandería -añadió al tiempo que salía del ascensor en la planta decimonovena-. Eso está muy bien.
-¿Peter te lava la ropa?
Alelí rió.
-No. -Recorrieron el pasillo hasta la última puerta a la izquierda-. Vienen a buscarla y después nos la traen limpia y planchada.
-¿También la ropa interior?
-Sí.
-No sé si me gustaría que alguien tocara mi ropa interior -dijo Lali mientras Alelí abría la puerta.
Al menos, ningún extraño, pensó al entrar en el departamento, deteniéndose al instante. La visión del espectacular ventanal hizo que Lali se detuviera y dejara de pensar en gente extraña toqueteando sus tangas. El ventanal iba del suelo al techo y ocupaba toda una pared. Tenía una vista preciosa de la ciudad. En la estancia había un sofá azul oscuro, sillas y un par de mesillas de acero y cristal. La habitación no tenía aristas y había grandes plantas dentro de macetas de acero inoxidable. A su izquierda, los Pumas jugando contra Inglaterra en una gran pantalla de televisión, mientras equipo de música emitía una armoniosa canción.
Peter estaba en la cocina abierta, separada del salón por una columna de granito. Los closets que había tras él tenían las puertas de cristal con tiradores cromados. Los electrodomésticos, de acero inoxidable, eran de líneas modernas. Peter apretó un botón del control y la música cesó. Sonrió y se formaron unas pequeñas arrugas en las comisuras de sus ojos.
-Estás muy guapa, Alelí.
Alelí dejó sus bolsas en el suelo y arrojó el abrigo sobre el sofá. Se puso a dar vueltas alrededor de su hermano y dijo:
-Parezco de veintiún años.
-No tantos. -Peter se volvió sonriendo hacia Lali y, de nuevo, ésta sintió su magnetismo, atrayéndola con una fuerza superior a todos sus reparos-. ¿Quieres una cerveza?
-No, gracias -respondió Lali-. No tomo cerveza. -Dejó el maletín y el abrigo sobre el sofá.
-¿Alguna otra cosa?
-Un poco de agua estaría bien.
-Yo me tomaré la cerveza de Lali -dijo Alelí con inocencia.
-En cuanto cumplas los veintiuno -contestó Peter mientras sacaba una botella de agua de la refrigeradora de acero inoxidable.
-Te apuesto lo que quieras a que tomabas alcohol antes de los veintiuno -dijo Alelí.
-Claro, y mira en lo que me he convertido. -Peter cerró la puerta con el pie y señaló hacia Lali con la botella-. Y tú no digas nada.
-No pensaba hacerlo. -Lali caminó por la estancia y se detuvo entre dos taburetes de piel gris con las patas de aluminio.
-Muy bien. -Peter puso un par de cubitos de hielo en un vaso y vertió agua de la botella. Se había subido las mangas de la chompa color pastel, y el polo blanco asomaba por el cuello de pico. Llevaba su Rolex de oro y unos pantalones color verde oliva-. Porque tengo suculenta información con la que podría chantajearte.
Sabía que ella se había excitado muchísimo cuando la había besado y que no le gustaba llevar sostén.
-Pues no conoces la información verdaderamente suculenta.
-¿Verdaderamente suculenta? -preguntó él con una sonrisa.
Era información que la habría dejado mal parada, pero ella le rezaba a Dios para que nunca llegara a imaginarlo. Él nunca sabría que ella era Bomboncito de Miel.
-¿Qué información? -preguntó Alelí sentándose al lado de Lali.
-Que pertenezco a un grupo de scouts -respondió Lali.
Peter enarcó una ceja con expresión de incredulidad y dejó el vaso en la mesa.
-Bueno, pertenecí -puntualizó Lali.
-Y yo -apuntó Alelí-. Todavía conservo todos mis parches.
-Yo nunca fui Boy Scout -intervino Peter.
Alelí puso los ojos en blanco.
-Vaya.
Peter miró a su hermana como si pensara decirle algo pero en el último segundo decidiera no hacerlo. Volvió a meter el agua en la refri y dejó una bandeja de pechugas de pollo marinadas en la encimera.
-¿Puedo ayudarte en algo? -preguntó Lali.
Tras abrir un cajón, Peter sacó un tenedor y le dio la vuelta a las pechugas.
-Tú siéntate y relájate.
-Te ayudaré yo -se ofreció su hermana bajándose del taburete.
Él alzó la vista y dirigió a Alelí una mirada cálida, Lali sintió que el corazón le latía de un modo que poco tenía que ver con el deseo que sentía por Peter y sí con el hecho de apreciar el lado cariñoso y amable de Peter Lanzani.
-Eso me parece bien. Gracias. Hecha la pasta en el agua hirviendo.
Alelí rodeó la barra y fue hasta donde se encontraba Peter, junto a la cocina. Sacó una caja roja de uno de los armarios y después el medidor de agua.
-Dos tazas de agua -leyó en voz alta-. Y una cucharada de mantequilla.
-Cuando Alelí era pequeña -dijo Peter cuando ella se volvió-, decía «guagua» en lugar de agua.
-¿Cómo lo sabes? -preguntó Alelí mientras calculaba la cantidad de agua.
-Te lo oí decir una vez que fui de visita cuando mi padre aún vivía. Debías de tener unos dos años.
-Era muy linda de pequeñita.
-No tenías pelo.
Alelí vertió el agua en una olla.
-¿Y qué?
Peter alzó la mano y le revolvió el pelo a su hermana.
-Parecías un monito.
-¡Peter! -Alelí dejó la olla sobre la hornilla y se peinó con la mano.
Peter soltó una carcajada.
-Eras una monita muy linda.
-Bueno, eso está mejor. -Alelí se volteó y añadió la mantequilla- Estás celoso porque tú parecías un Teletubby.
-¿Qué es un Teletubby?
Continuará...
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Hola a tod@s se que esperan el capítulo de un amor de verdad
Los subo de aca un rato
Todo lo vamos a leer desde el punto de vista de Peter .
XOXOXO
Crystal
