capítulo 57

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Te deseo, Lali. -Se inclinó hacia ella y cogió su cara entre las manos. Apoyó su frente en la de ella, y para asegurarse de que le entendía a la perfección, añadió-: Quiero desnudarte y besar todo tu cuerpo.

Capítulo 57:

Lali abrió los ojos desmesuradamente.

-Anoche estabas muy enojado conmigo.

-A decir verdad, estaba enojado conmigo mismo por haberte hecho sentir como una fanática más. -Rozó con su boca la de Lali-. Quiero que sepas que ni por un segundo pensé en ti en esos términos. Sé quién eres, y a pesar de todos mis intentos por hacer caso omiso de ti, no lo he logrado. -La besó con suavidad en los labios, después se apartó para poder mirarla a los ojos-. Quiero hacerte el amor, y si no me detienes ahora, eso es exactamente lo que va a suceder.

-No creo que sea buena idea -dijo Lali, pero no lo apartó de sí.

-¿Por qué?

-Porque soy periodista y viajo contigo, con Alumni.

Él le besó la comisura de los labios y sintió que ella se estremecía.

-Tendrás que darme una razón más convincente en los próximos tres segundos o vas a estar desnuda antes de lo que imaginas.

-No soy una de tus muñequitas Barbie. No tengo las piernas largas ni el pecho abundante. No puedo competir en eso.

De nuevo, Peter retrocedió para mirarla a los ojos, y se habría echado a reír de no haber comprobado que Lali hablaba en serio.

-Esto no es una competencia -dijo colocándole un mechón de pelo tras la oreja.

Lali lo cogió de la muñeca y agregó:

-No soy el tipo de mujer que suele inspirarle lujuria a un hombre como tú.

Esta vez sí se echó a reír. No pudo evitarlo, ya que su tremenda erección demostraba lo contrario.

-Desde aquella primera mañana en que subiste al avión del equipo no he dejado de preguntarme cómo serías desnuda. -Peter deslizó la mano por su garganta hacia los botones de su blusa-. Me has hecho perder la cabeza desde entonces. -Las puntas de sus dedos acariciaron su piel desnuda y también el sedoso material del que estaba hecha la blusa mientras la desabotonaba-. Me has inspirado toda clase de cosas, pero especialmente lujuria. -Se inclinó hacia ella y le besó el lóbulo de la oreja-. Un montón de pensamientos lujuriosos y fantasías húmedas que te pondrían los pelos de punta. -Le sacó los faldones de la blusa de dentro del pantalón y observó el top de seda. -La otra noche, cuando pasé por la sala de prensa y te vi, me imaginé que te tumbaba encima de la mesa y que lo hacíamos allí mismo, encima de las bandejas con pasta.

-Suena un poco... sucio.

-Y divertido. Pienso en todos los interesantes lugares en los que podríamos enrollarnos limpiamente.

Lali parecía estar reteniendo el aliento cuando dijo:

-Pero tú no comes azúcar.

Él rió.

-Quiero comerte a ti -dijo justo antes de besarle el cuello-. ¿Te suena raro, Lali?

Lali contuvo un gemido. Claro que le sonaba raro, pero no por lo que Peter creía. Que él tuviera fantasías con ella, en la sala de prensa, era muy raro. Su cálido aliento sobre su cuello hizo que un escalofrío recorriera su espalda, y el contacto de la mano de Peter hizo que se le erizara la piel. El calor también se instaló entre sus piernas. Sus pezones se erizaron dolorosamente mientras intentaba apretar los muslos. Deseaba a Peter. Lo deseaba tanto que se le nublaba la vista y apenas podía respirar. Oh, sí, lo deseaba tanto como él la deseaba a ella, pero tenía miedo de lo que pudiera pasar con todo aquel deseo. Si hubiera sido simplemente una cuestión sexual, a esas alturas ambos ya se habrían desnudado. Pero se trataba de más. Al menos para ella. No importaba cuánto lo deseara, su corazón también estaba implicado en el asunto.

Lali respiró hondo y separó los labios para decirle que no podía hacerlo, que tenía que irse a casa de inmediato, pero una de las enormes manos de él se cerró sobre uno de sus pechos, calentando su piel a través de la seda.

-Lali, te deseo -le susurró Peter al oído.

A continuación la besó en la boca y ella sintió que quedaba sin aliento. Percibió su olor a limpio, y a sexo.

Diecinueve pisos más abajo, un camión de bomberos pasó a toda velocidad, haciendo desaparecer el mundo real, llevándose las últimas reservas de Lali a su paso. El buen juicio de ésta se esfumó. Deseaba a Peter tanto como él la deseaba a ella. Tal vez más, y ya tendría tiempo de arrepentirse después. En ese momento lo único que le interesaba era sentir su mano acariciándole el pezón, y aquellos apasionados besos que la mareaban y que hacían que se pusiera tensa. Se le escapó un gemido cuando lo besó, devorándolo con una pasión superior a su habilidad para controlar los gemidos. Todas sus inhibiciones y reparos se convirtieron en cenizas bajo la abrasadora necesidad de hacer el amor de un modo salvaje y brutal con Peter Lanzani.

Lo besó con ardor, después se arrodilló en el sofá y se puso a horcajadas sobre él. Estaba perdida, completamente perdida, arrastrada por sensaciones que la superaban. Le levantó la chompa y el polo dejando su pecho al descubierto, y sus bocas se separaron sólo el tiempo necesario para sacarle ambas prendas por la cabeza. Pudo posar entonces sus manos en él. Tocarle allí donde deseaba hacerlo. Sus poderosos pectorales y sus hombros. Con los dedos recorrió su piel y acarició su esternón. Se sentó sobre él, y notó la presión de su erección y su calor abrasador. Con el corazón galopándole en el pecho y en los oídos, se apretó más fuerte contra él. Deslizó las manos por su plano vientre y él le agarró las muñecas.

-Demonios

Continuará...

MAS QUE UN JUEGO-LALITERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora