capítulo 68

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-Es verdad. Dormido o despierto, no puedo sacarte de mi cabeza. -La cogió por los hombros y la obligó a recostarse en la cama-. Eres una complicación innecesaria para mí. -Colocó las manos a ambos lados de la cabeza de Lali y la rodilla entre sus muslos-. Pero eres la complicación que quiero, que voy a asumir.

Capítulo 68:

Lali apoyó sus manos sobre el pecho de Peter para detenerlo. A través del algodón de su camisa sintió el calor que desprendía su pecho.

-A mí me parece que no sabes lo que quieres.

-Sí lo sé. Te quiero a ti, y estar contigo es un millón de veces mejor que estar sin ti. No voy a luchar más contra eso. -La besó entre las cejas-. No voy a luchar contra lo que siento por ti. Es una batalla perdida, y no voy a librarla.

Aquellas palabras hicieron que la rabia que Lali sentía se desvaneciera, pero el miedo seguía oprimiendo su corazón.

-¿Qué es lo que sientes? -preguntó, aunque no estaba completamente segura de querer conocer la respuesta.

Peter le rozó la frente con los labios.

-Siento como si me hubieras golpeado entre los ojos con un palo.

No había dicho que estuviera enamorado de ella, pero lo de sentirse golpeado por un palo en la cabeza sonaba bastante bien. En lugar de apartarlo de su lado, le acarició el pecho con las manos.

-¿Y eso es bueno?

-No lo parece. Has convertido mi vida en un caos.

Le gustó oír eso, porque ella también se sentía sumida en el caos. Intentó mantenerse en el recuerdo del dolor, pero lo que hizo fue sacarle la camisa de los pantalones. Lo miró a los ojos y después contempló su boca.

-¿Cómo te hiciste esa cicatriz en el mentón? -le preguntó.

-Me caí de la bicicleta cuando tenía unos diez años.

-¿Y la de la mejilla? -Ella deslizó las manos bajo su camisa y le tocó los marcados músculos y contorneando todo su cuerpo.

-Una pelea en un bar, cuando tenía veintitrés años -respondió él en voz muy baja-. ¿Alguna otra pregunta antes de que te desvista?

-¿Te dolió cuando te hicieron el tatuaje?

-No me acuerdo la verdad. -Se inclinó sobre ella y la besó-. Estaba bastante perdido por aquel entonces.

Silenció cualquier otra pregunta con un beso que fue haciéndose más y más profundo. El beso fue suave, cariñoso, pero Lali no estaba de humor para suavidad y cariño. Le hizo rodar sobre la cama y se colocó encima de él, como si se tratara de una montaña que ya había conquistado pero que estaba dispuesta a explorar otra vez. El beso se hizo más apasionado a medida que le desabotonaba la camisa. Con las manos bajo la cabeza, Peter observó a Lali desde abajo mientras ella recorría su cuerpo con las manos y la boca. Al llegar a sus hombros, él le apartó el pelo de la cara y la atrajo de nuevo para besarla. Entonces fue él quien la hizo rodar hasta dejarla boca arriba y la desnudó mientras la besaba: los hombros, el cuello, los pechos. Yacieron abrazados, y cuando ya no pudieron resistirlo más ella desenrolló un preservativo en su miembro y de nuevo se colocó a horcajadas sobre él. Cuando Lali descendió para encajarse en él, Peter alzó las caderas para introducirse en lo más profundo de su interior.

-Lali -susurró-, no te muevas.

Ella apretó los músculos alrededor de Peter, de cuyo pecho brotó un gemido. Peter cerró los ojos, y cuando volvió a abrirlos, la lujuria brillaba en los ojos de Lali. Él deslizó una mano por su nuca y con la otra la cogió por la cadera mientras la besaba en los labios con dulzura. Su lengua apenas rozó la de Lali. Recorrió su espalda con una mano y volvió a bajarla hasta la cadera, acariciándola, encendiendo un poderoso fuego en su interior. Lali apartó su boca al tiempo que Peter aceleraba el ritmo de sus movimientos. En sus ojos se reflejaba la pasión. Susurró su nombre como si de una suave caricia se tratara. La ardiente tensión de su interior hizo que Lali apretara con fuerza hasta llegar al clímax en un arrebato incontrolable de placer.

Su orgasmo excitó aún más a Peter, que clavó los dedos en las caderas de Lali mientras entraba y salía de ella sin parar, cada vez con mayor intensidad hasta llegar al orgasmo.

Lali se desplomó encima de Peter, y él la abrazó con fuerza, respirando de forma entrecortada. La

apretó contra su pecho sudoroso como si quisiera retenerla ahí.

-Dios mío -susurró al oído de Lali respirando con dificultad-. Ha sido mejor que la última vez. ¡Y la última vez fue ya increíble!

Ella asintió con la cabeza; estaba demasiado extasiada para hablar. Había pasado algo. Algo diferente. Algo mejor. Algo que iba más allá del placer físico. Algo que no podía describir.

-Lali.

-¿Sí?

-Nada. Sólo quería asegurarme que seguías viva.

Ella sonrió y le dio un beso en el cuello. Ese algo venía a decir que él también la sentía en su interior. No era tan tonta como para decirse que se trataba de amor. Pero era algo. Se quedó con eso, porque, fuera lo que fuese, era muchísimo mejor que no tener nada en absoluto.

Continuará...

MAS QUE UN JUEGO-LALITERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora