»Capítulo 22«

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Treinta de marzo de 2016.

—¡Helly, ¿podrías ponerle Hannah?!

—¿Por qué Hannah, Lily? —preguntó Helena, así que se apresuró a colocarse mejor el celular sobre el oído y finalmente se alzó del sofá, tomándose el vientre bastante hinchado y luego se dirigió a la cocina para comer alguna botana.

—Porque es un nombre muy bonito. Mamá me dijo que quería ponerme así cuando nací.

—Lo voy a pensar. Aún faltan unas semanas para ello, pero no te preocupes, lo tendré muy en cuenta. ¿Cómo han estado Nate y Cooper?

—Bien. Mamá terminó llena de mantequilla de maní porque Nate jugó con el bote en su mesita.

Helena rió en bajo, imaginándose a su tía intentando no explotar mientras Nathaniel Barton reía y su rostro estaba lleno de mantequilla de maní.

—¿Lo ha metido a bañar?

—Si, y Cooper salió con papá.

—Salúdame a mi tío, ¿está bien? —Lily hizo un sonido de afirmación Helena añadió—. ¿Has pensado en venirme a visitar?

—Si, Helly, ¡te extraño! La casa es muy sola cuando no juegas conmigo a las escondidas.

—Yo también te extraño. Bueno, a todos los de allá —comentó Helena, sonriendo un instante y añadiendo—. ¿Crees que puedas persuadir al tío Clint de que vengan?

¡Lo intentaré, te lo prometo! Debo colgar, papá regresó. Te mando muchos besos, ¡ya quiero conocer a mi prima!

—Y ella a ti, de eso estoy segura —comentó la morocha, acariciándose sutilmente el vientre y despidiéndose de la pequeña Lila Barton.

Por último, Helena sólo se apresuró a servirse un poco de fresas en un recipiente y se encaminó de vuelta al sofá, esperando esta vez poder relajarse. Su celular comenzó a sonar, así que no tardó en contestarlo.

—¿Hola?

—Bonjour, bonjour, ¿qué tal la tarde en total plenitud y descanso? 

—Bueno, un tanto aburrida, en realidad. ¿Cómo está el trabajo?

—Algo tranquilo. Es miércoles, los miércoles siempre son así —explicó en breve la francesa al otro lado de la línea—. Hablé con Sally un momento, ¿no te lo dije?

—¿Te llamó?

—Si, si, quedamos en llamarnos cuando sea de día allá. Tal vez tendré que desvelarme, pero valdrá la pena.

Helena estaba muy contenta de saber que Georgette comenzaba algo serio con Sally (a quien todavía no tenía el honor de conocer) y le encantaba que su amiga le hablara sobre ella durante un largo tiempo mientras los ojos de la rubia chispeaban demasiado cuando hablaba sobre la británica.

—¿Has pensado en ir tú a Londres?

A veces. Mi padre, él..., bueno, vive cerca de la frontera con Alemania, podría incluso tomar un vuelo e ir, pero...

—¿Pero...? —la alentó a seguir hablando.

—Aún no puedo ir.

—¿Es pronto? Quizá necesites...

—No, no es eso... —hizo una breve pausa, se escuchó que del otro lado Georgette soltó un suspiro y resopló—. Cuando crees que...conoces a esa persona correcta, bueno, sólo lo sientes, ¿no? ¿Tú...? No, es ridículo, perdón, es que...

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora