»Capítulo 46«

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—Volveré pronto —expresó Poindexter mientras bajaba del auto y observaba la entrada de la iglesia.

—¿Qué es lo que vas a hacer? —el agente Nadeem estaba preocupado por la situación y acciones que podría realizar el impostor disfrazado de Daredevil.

—Tranquilo, compañero. Nos daré honor —comentó con un aire relajado, después cerró la puerta del auto y se encaminó hasta la iglesia, preparado para realizar un acto atroz a personas inocentes.

¿Acaso estaba mal? ¿No había dicho el señor Fisk de que tenía propósito? ¿Qué era importante y que valía mucho? Cualquiera lo pudo haber dicho. Pero si Wilson Fisk lo decía, era el doble de relevante y era cierto. Porque el hombre era poderoso y persuasivo. Y Ben Poindexter estaba a su merced.

Y mientras el impostor se encaminaba al interior de la casa de Dios, el padre Lantom estaba dando un discurso en misa para calmar el sentir de aquellos que iban en busca de paz por todo el caos que vivían actualmente en Hell's Kitchen.

—Pero aquí estamos —hizo una pausa, enlazando sus manos a la altura de su estómago—. Más fuertes porque no aceptaremos que somos débiles. Más seguros porque no nos dividiremos. Estoy orgulloso de que todos hayan venido a pesar de sus miedos. Y les estoy agradecido...siempre... —miró de un lado a otro— por permitirme llamarme uno de ustedes. Aun cuando la noche es más oscura...

Y de repente fue interrumpido por una voz que captó la atención de todos los presentes, pero que le heló la sangre a la mujer que había mencionado esa voz.

—¡Karen Page! 

Helena miró por encima de su hombro, después vislumbró el movimiento brusco de las manos de Michelle alzándose por el miedo que le generó ese repentino grito y después soltó un chillido. Su madre la tomó entre brazos, dejó la carriola y luego simplemente se quedó sentada. Los brazos le temblaron al divisar el traje del diablo, además de saber que claramente era el impostor que había atacado el Boletín.

Usaba uno de los bastones definitivos y reconocibles armas que Daredevil utilizaba en batalla. Los pasaba por las bancas de la iglesia, dejando que el golpe generara tensión al ir en un ritmo lento mientras se aproximaba a las personas que habían ido a misa.

—¿Dónde está...Karen Page?

Al preguntar aquello, paró, movió la cabeza y vislumbró a un hombre que estaba cerca de él. Soltó una risa sarcástica mientras movía velozmente su brazo y le propinaba un golpe tan preciso y lleno de furia que la reacción de las personas fue soltar un grito.

Helena retrocedió, después se dio media vuelta y observó de reojo la silueta escondida de Karen, lo cual no pudo ver más allá, ya que escuchó los golpes y respingos de susto cuando dos personas cayeron al suelo. Las personas se amontonaron, Michelle no paraba de llorar, mirando todo su alrededor con el terror chispeando en sus ojos. La puerta estaba cerrada, por lo cual, la única opción de la gente era unirse, pidiendo, suplicando mientras Paul Lantom los guiaba con la preocupación erizándose en su piel.

—¡Aquí estoy! —Karen salió de su escondite, alzando las manos y colocándose enfrente de donde el padre realizaba las misas—. ¡Aquí estoy! ¡Por favor! No, no, no, no, no, por favor, no, por favor, no.

—Hola, Karen. Es bueno volver a verte —expresó el impostor, además de añadir unas palabras—. Y a ti también, Helena. Qué bueno es saber de ti.

Y de repente, Matt en su traje negro golpeó la espalda del impostor, logrando empujarlo. Michelle soltó otro grito, luego Helena sintió que las lágrimas rodaban por sus mejillas y tembló con el pánico golpeándole en el corazón. Abrazó a su hija, cerrando por unos segundos sus ojos, intentando calmarse cuando era inútil.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora