»Capítulo 58«

199 26 9
                                    

Veinticuatro de diciembre de 2017.

—Nate, mira —Helena suelta una risita y entonces acomoda los cabellos de su pequeña, quien ya tenía sosteniendo en sus manos los juguetes que le pertenecían a Nathaniel Barton—. ¿Está bien si se lo prestas a tu sobrina?

Nate sólo asiente una vez, después corre en dirección con Cooper para jugar a los carritos y Helena ve de reojo que Lila está realmente motivada para ayudar a Matthew, quien está en la cocina, ayudando con la preparación de las galletas navideñas mientras es guiado por la preadolescente.

—¿Entonces cómo sabré que son trece mililitros? —pregunta Matt, con los ojos desviados, sin usar las gafas oscuras ya que había empezado a mantener comodidad con los Barton.

—Yo te diré cuándo parar —dice Lila mientras se inclina, toma el vaso medidor y le entrega cuidadosamente la vainilla a su cuñado—. ¿Listo?

—Sólo no te vayas a entusiasmar mientras saltas, Lila —le advirtió Laura Barton con una media sonrisa y Helena deja que Michelle corra para unirse a jugar con sus tíos.

—Okay, mamá —suspira Lila y luego extiende el vaso—. Okay, Matthew, ya.

Y él lo hace, así que derrama un poco encima del tazón en donde están preparando la masa y Lila le alza la voz para que pare. Después se sonroja, pide disculpas y Helena se aproxima, acariciándole el hombro mientras le susurra al oído que lo había hecho a propósito. Eso la pone más nerviosa y sólo se aleja a la vez que la morocha se coloca al lado de su novio y le arremanga mejor el suéter azul marino que utilizaba ese día.

—Y ahora debes de amasar con cuidado —le dice en bajo y él lo hace con cuidado mientras Lila mira de reojo el rostro del hombre, quien sonreía de soslayo y hablaba con Helena entre susurros.

Después de ello, Helena se une a ayudar con las galletas y Laura sigue preparando la cena a la vez que admira a su hija reírse cuando por accidente Matt abre la harina y llena de polvo a ambas Barton.

—Eso lo hizo a propósito —alega Lila entre risas y Helena se empieza a sacudir la falda.

—Si, eso es cierto, Lily —comenta Helena y ve de reojo al abogado—. Sólo que quiere salirse con la suya.

Cuando acaban por amasar y formar figuras con los cortadores, Lila se aleja y se acerca a Michelle para jugar con ella. Helena expresa que irá a quitarse la ropa debido a que la harina se le adhirió a la falda y Matt la acompaña para irse a cambiar el suéter.

Al entrar a su habitación, escuchan la carcajada de Michelle desde el segundo piso y Matt se toca la mejilla, sintiendo la masa pegajosa que tenía en la zona de la barba.

—¿En serio? ¿En la barba?

—Ay, por favor, un poco de agua y se quita —comenta la mujer y se desliza la falda por las piernas, frotándose las palmas para calentarse y entonces sus mallas le hacen fricción en la piel, ahuyentando la tensión de sus dedos debido a la baja temperatura—. Debí acercarme más a la chimenea.

—Bajando puedes sentarte un rato, yo me encargo de las galletas —comenta y después se quita el suéter, dejando que su camisa de manga larga se le ajuste al cuerpo mientras se aproxima su maleta, buscando poder usar alguno que tuviera extra—. ¿Blanco o rojo?

—Rojo te queda bien —expresa ella, dándole doble sentido debido a la carga de ese color que tenía mucho significado para Matt.

—Y simplemente lo revelas sin tapones —bromea con una jocosa sonrisa y Helena se encamina al cuarto de baño. Al regresar, en su mano lleva un trapo con agua tibia y no tarda en mojar la barba de Matt para empezar a limpiarle masa que ya se le iba secando en la cara—. ¿Traigo mucha?

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora