𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]

»Capítulo 36«

Capítulo dedicado a @GhostPepper- 

—Más arriba. Alza el mentón.

—Ya lo hice por cuarta vez —comentó él con una media sonrisa.

—Sólo créeme, es que es... —soltó una risa cuando miró que el hombre obedecía a su orden—. Si, de acuerdo, entonces... —ladeó la cabeza y luego volvió a su posición del principio—. Desciende sólo un poco la mirada—él lo hizo—. Un poco más —lo volvió a hacer—. Más —y entonces volvió a hacerlo y ella se mordió el labio al mirar la avellana mirada que estaba incrustada encima de sus ojos—. Justo allí. Muy bien, Mickey.

—¿No debo moverme? —preguntó juguetonamente.

—No, no debes hacerlo —comentó ella y contempló los ojos del hombre—. Estás justo donde debes estar.

—Okay —soltó una risa y luego habló de nuevo—. ¿Por qué no me dices cómo son?

—¿Cómo son mis ojos? —él afirmó con un "si" en bajo—. Bueno, ¿qué te puedo decir? Son iguales a los que recuerdas.

—¿Y qué más? —le acarició el cabello, dejándolo cuidadosamente detrás de la oreja.

La morocha infló sus mejillas y después resopló.

—Son... verdes, aunque también son de un marrón muy claro y...

—Avellanos —le interrumpió.

—¿Qué? —la mujer se aproximó y agregó—. ¿Por qué dices que son avellanos? Tus ojos son de ese tono.

—¿Ah, sí? ¿Cambiaron desde que éramos niños?

—Un poco —confesó ella y él sonrió, moviendo la cabeza y concentrándose en los latidos de la morocha.

—¿Quieres decirme cómo son?

Soltó una risa, un poco apenada, pero él insistió con un "por favor" y no tardó en deslizar su mano por el cuello del hombre y tumbarse a su lado.

—Son marrones. Pero no un tono como el oscuro al que estás pensando —él rio al escuchar esa explicación inicial—. No, es sólo que...tienen partes más claras que asemejan un color pardo que...cuando la luz entra por allí —señaló el ventanal, pero entonces sonrió juguetona y agregó—. Cuando entra luz por el ventanal, por las mañanas —volvió su vista y lo contempló.

Estaba enfocado en ella, colocando por más que lo intentara su mirada de vuelta sobre los ojos de la mujer. Aquello lo disfrutó tanto la morocha que incluso se aproximó muchísimo para que su aliento rozara el rostro del abogado.

—Se iluminan. Brillan aunque no lo creas. Son algo que me gusta mucho ver al despertar contigo, Matthew.

Y se encontró con la sonrisa de Cheshire que adoraba ver en todo su fulgor.

—Ahora te estás poniendo muy romántica, señorita Barton —al decir eso, Matt le tomó las caderas y entonces la atrajo, causando que ella se colocara encima suyo.

—Lo dejaré de ser entonces —alegó Helena, así que la ronca y embriagante risa de Murdock se hizo presente.

Ella no pudo evitar que la sonrisa se le escapara y por último la mujer se inclinó mejor, besando la comisura de los labios de él.

—¿Quieres que lo deje de hacer?

—Sólo si tú quieres —susurró Matt—. Pero, en mi opinión, debes seguir haciéndolo.

—Bien —sonrió ella.

—Bien —repitió él y le tomó la mejilla, pasándose lentamente la lengua por los labios—. Tus latidos incrementaron.