»Capítulo 27«

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Fue como si dos imanes de atracciones opuestas se volvieran a complementar en un choque lleno de un ansia improbable de cesar.

Y en el instante en que sus labios se encontraron, Matthew le tomó los muslos y la cargó entre sus brazos, besándola con la respiración agitándose con el pasar de los segundos.

Era una danza rítmica en donde sus bocas se encontraban, sumergiéndose en un intenso beso lleno de un imparable fervor que aumentaba. Helena le acarició el cuello, después colocó su mano sobre la nuca de él, sumergiendo sus dedos entre la oscura cabellera de Matt y después sintiendo la ligera caricia gélida de la pared.

En cuanto se alejaron, Matt besó su mentón, descendiendo en un recorrido de lentos y húmedos toques con sus labios que la dejaron sin aliento.

-Matt... -siseó, tomando aire y después viendo de reojo la habitación, pero él comprendió mal y entonces lo tuvo que parar-. No, ella está allí y...

Entonces él la bajó de sus brazos y la morocha pensó por un momento que se había arrepentido, pero cuál fue su sorpresa de verlo volver a atraparle los labios y esta vez llevando sus manos contra las caderas de ella, atrayéndola y disfrutando de la ráfaga de sentidos que podía tener de la mujer.

Su respiración acelerada subiendo por sus oídos, sus labios que devoraba con esa ansiedad brotando de su interior; su piel erizada en la yema de sus dedos, dando ligeros círculos que tenía reacción de parte de ella.

-Matthew...

Pero él no respondió, sino que sólo comenzó a desabrocharse la camisa, siendo Helena quien lo ayudara sin despegar sus labios de ese intenso deseo que tenían y por fin la pudiera quitar de su torso, dejando que Helena le rodeara por debajo de los brazos y acariciara sus omóplatos.

-¿Es lo que quieres? -le preguntó él antes de alejarse unos momentos y tomarle las mejillas, concentrándose en el rostro de la morocha.

Después de tanto tiempo, finalmente de nuevo volvía a recorrerlo con sus pulgares, subiendo por sus pómulos, bajando hasta la comisura de sus labios y rozando su nariz con cuidado mientras esperaba volver a saborear esa boca que lo tentaba.

-¿Es lo que quieres, Helena? -le repitió la pregunta al sólo obtener silencio de parte de la morocha.

Barton sólo intentaba recuperar el aliento, pasándose lentamente la lengua por los labios y divisando el pecho desnudo de Matt. Apenas realizó aquello, tan sólo cerró sus ojos y pudo sentir el aliento del hombre contra su oído, descendiendo por su clavícula y entonces sólo le tomó las mejillas, uniendo de nuevo sus labios en un fugaz beso que Murdock le correspondió.

Esta vez Matthew pudo sentir las manos de la mujer acariciándole los brazos, a la vez que él le envolvía la espalda y dejaba que sus dedos descendieran hasta encontrar el borde de la blusa. Se adentró con suavidad entre la piel que se iba exponiendo mientras Helena se quitaba lentamente la prenda.

Apenas volvieron a encontrarse en un beso vehemente, Matthew le rodeó la cintura y comenzó a caminar hacia enfrente, obligándola a retroceder hasta que encontró el sofá y la dejó con cuidado, colocándose suavemente sobre ella mientras sentía a Helena con la respiración acelerada, a la vez que se le escapaba un jadeo entre su boca, envolviéndose en su rostro.

Y mientras sentía la mano de él descendiendo, la morocha se precipitó a sólo rodearle la espalda, acariciándole sutilmente las pequeñas cicatrices que veía de reojo. Por un momento se distrajo en ellas, viendo una en específico que adornaba el costado del abogado.

-Debió doler mucho -balbució.

-No tanto como la tuya -expresó él, refiriéndose a la cicatriz de cesárea que había debajo del vientre de la mujer. Le besó la sien y después añadió-. Es bonita.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora