»Capítulo 19«

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Trece de enero de 2016.

-¿Ve ese bulto de allí? La forma es un poco más visible, señorita Barton.

-Yo si la veo -dijo Georgette, inclinándose y mirando el ultrasonido-. Petite créature monstrueuse (Pequeña criatura monstruosa)

Helena rió en bajo, entiendo una parte de lo que decía la rubia y después la doctora volvió a sólo mover sobre su vientre la pequeña examinación.

-Está muy bien. ¿Quiere saber el sexo del bebé?

-¿Ya se puede saber? -preguntó la morocha, observando con gran esperanza a la doctora-. Si, me gustaría saber.

Buscó la mano de Georgette Dragon, así que cuando la encontró, la sujetó con suavidad y entonces la doctora señaló una vez más el ultrasonido.

-Es una niña. Su crecimiento está muy bien desarrollado. Puedo decir que su tiempo de parto se aproxima a finales de abril. ¿Tiene alguna duda, señorita Barton?

Helena negó, Georgette le obsequió una sonrisa y entonces finalmente dieron por terminada aquella cita con la ginecóloga.

En cuanto salieron, se dirigieron a la farmacia y no tardaron en encaminarse esta vez hacia el centro comercial.

-¿Entonces ahora podemos comenzar a pensar en los nombres?

-Quizá, pero podemos ver algunas opciones.

-Podrías ponerle Becka, es mi segundo nombre por si no lo sabías -explicó la francesa.

-Es lindo.

-Mi padre eligió el primero, ya sabes, por él mismo, Pierre George Dragon -Helena rió en bajo y entonces la rubia añadió-. Pero, en otro caso, centrémonos en lo que haremos. ¿Qué compraremos?

-Bueno, tengo la idea de conseguir de una vez por todas la cuna.

-¿Esta tarde compraremos la pintura? Me agrada el color amarillo -dijo Georgette.

-A mí también. Veré si consigo también algún están bonito -Helena alargó el cuello y finalmente la morocha señaló una tienda-. Vamos allá, no perdemos nada.

Georgette aceptó, así que ambas se encaminaron y pasaron casi toda la tarde viendo alguna cuna que pudiera gustarle a la futura madre.

Helena llamó a su tía y ella no tardó en darle uno que otro consejo, además de felicitarla y decirle lo emocionada que se encontraba de la pequeña bebé que venía en camino.

Dragon y Barton pudieron elegir una y pagaron transporte para que fuera enviada a más tardar en los siguientes dos días hábiles.

En cuanto llegaron al apartamento, Helena soltó un largo suspiro y se apresuró a quitarse el abrigo y el gorro. El aire de Nueva York aún era frío durante los primeros meses, así que tenía que cuidarse de cualquier resfriado.

-¿Qué quieres comer? Hay un poco de estofado de ayer -señaló la francesa justo en la cocina.

-Si, eso está bien -comentó Helena-. Iré a mi habitación, no tardo.

Georgette asintió, dejó que la morocha se dirigiera a su habitación y allí se apresuró a ver su celular.

Sin embargo, de golpe observó la ventana y una especie de escena le vino a la cabeza. Era ella y Matthew, tan cerca, rozándose las manos.

De nuevo una rara sensación le recorrió la espalda y entonces pudo sentir cómo su cuerpo se tensaba al pensar en la manera en que Matthew le recorría el rostro con una delicada suavidad con las yemas de los dedos.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora