»Capítulo 25«

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Veintinueve de abril de 2016.

—Chel duerme mu...cho —dijo Georgette, alargando las vocales de vez en cuando.

—Si, debería despertarla para que coma. ¿Podrías avisarme si el horno suena, por favor?

La francesa asintió y luego Helena se encaminó hasta su habitación en donde de inmediato se encontró con el sonido de los ligeros balbuceos de su pequeña Michelle. Sonrió con entusiasmo y sólo atinó a aproximarse, asomándose con ligera curiosidad y encontrándose con la bebé que ya estaba despierta y alzaba sus pies al aire de vez en cuando.

—Hola —le susurró Helena con ternura y extendió su mano mientras le acariciaba la mejilla con el dedo—. Ya es hora de comer, mi amor.

La tomó en brazos, después la posicionó en su hombro y rápidamente se precipitó a besar la sien de su niña al tiempo en que salía de la habitación.

—¡Elena! —escuchó el grito de Georgette y entonces sonrió cuando la miró intentando pararse del sofá, aún cuando a veces le era imposible sin ayuda del bastón que siempre la acompañaba.

—Ya estaba despierta —avisó la morocha y la francesa la llamó para que se acercara. Al hacerlo, imitó un tono infantil para hablar—. Hola, tía Georgie.

Georgette rió con aquel apodo y sólo le acarició la cabecita a la niña antes de que Helena se encargara de colocar en el suelo una serie de cojines alrededor de la bebé para ir hacia el horno y extraer la cena de aquella noche.

—¡¿Mi celular no ha sonado?! —preguntó con un grito mientras preparaba el biberón y después tomaba un tenedor para poder asegurarse de que estuviera cocido el pan de plátano.

—¡Maddhew está...!

De pronto recordó que había dejado en vibrador el celular y sólo corrió para tomarlo y responder.

—¿Si, diga?

—¿Era aderezo de vinagre o mostaza?

—Mostaza —respondió ella de golpe—. ¿Estás llegando?

—Unos quince minutos, ¿por qué? ¿Michelle ya despertó? —al preguntar eso, Barton recordó a la pequeña y dio grandes zancadas mientras colocaba su celular sobre su mejilla y hombro mientras preparaba la fórmula—. ¿Es un si el silencio?

—Si, ella... —un lloriqueo en la sala la hizo ver de reojo y resoplar—. ¿Sabes algo de los Bridge? Dijeron que traerían el lomo de cerdo.

—Supongo que deben estar saliendo, aunque hay algo de tráfico en la calle cuarenta y ocho. Voy a colgar, ya llego enseguida.

—Con cuidado, Matt.

—Siempre —y colgó la llamada, lo cual le dio tiempo a Helena de salir corriendo para ver a Georgette querer arrodillarse para calmar a la bebé, pero sólo aceleró el paso y ayudó a su mejor amiga para volver a sentarse en el sofá.

Apenas hizo eso, volvió a tomar el biberón, pero se le cayó al suelo y hubo un tremendo desastre en el suelo que le sacó un gruñido a la morocha, acompañado del lloriqueo constante de Michelle que sólo le colocaba los vellos erizados a la madre.

—Iré a hacer otro.

—Calma...

—Estoy calmada, Georgette —le interrumpió Barton, se pasó las manos por el cabello y rodeó el desastre de charco de leche mientras se concentraba en preparar otro biberón.

Sin embargo, le era imposible no estar tensa cuando su hija lloraba a todo pulmón en la sala, al tiempo en que la francesa chucheaba en bajo para querer tranquilizarla. No obstante, de paso estaba el contrarreloj de poder realizar un nuevo biberón, luego estaba el preparar el pan de plátano en pedazos, luego limpiar el desastre, vestirse, maquillarse y Matthew y los invitados llegaban en...

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora