»Capítulo 62«

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Veinticuatro de marzo de 2023.

-¡Michael! ¡Michael, ya es tarde!

-¡Ya voy! -grita y entonces salta mientras aparece enfrente de su padre y sólo alcanza a tomar su sudadera hasta que siente el brazo del hombre sobre su brazo.

-¿Llevas la tarea?

-Si -comenta el niño, pero Matt ladea la cabeza y une sus cejas, escuchando sus frenéticos latidos que delataban la mentira.

-Michael Francis Barton, será mejor que...

-Está bien, está bien, no -retrocede, después sacude sus cabellos cortos al momento de negar y mira hacia otro lado, evitando ver el rostro de su papá-. Olvidé la brillantina.

-¿La brillantina? -pregunta y después tantea hasta que logra hallar su abrigo-. ¿No la habíamos comprado ayer en la tienda?

Niega con su cabeza y se disculpa con palabras. A veces olvidaba eso después de tantos años.

-Okay, yo me encargo, pero que sea la última vez.

El pequeño asiente, después presiona sus labios y no recuerda cuántas veces han sido la última vez que había olvidado algo como aquello. Por otro lado, lo siguiente que el abogado fue tomar sus gafas, tomar al niño del hombro y dejar que lo guiara hasta que Mike le tendió el bastón. Le agradeció en bajo y salieron del apartamento.

Sin embargo, la puerta se vuelve a abrir y sólo le queda al niño correr con cuidado, tomando su proyecto hasta el punto de que sale del apartamento y puede escuchar el tintineo de la cuchara sobre la porcelana de una taza.

-Pero miren quienes se dejan ver -Francesca Duncan sonríe, pero lo hace de un modo más apagado, con aquellos agotados ojos a la vez que se vislumbran las ojeras debajo de estos-. Fran, ¿qué tal va ese proyecto? ¿Lo has acabado?

-Si, tía Frannie -responde el niño y sujeta con delicadeza la maqueta sobre sus pequeños brazos-. Papá me ayudó anoche. Y ya me dejó usar la máquina de braille.

Se notaba el entusiasmo. Los ojos le brillaban y lo único que hizo la pelirroja fue ver que Matt estaba sonriendo con debilidad.

-Si, además de una buena desvelada, ¿cierto, Mike? -dice el abogado.

El niño se sonroja, se encoge de hombros y finalmente se precipita a despedirse con un beso en la mejilla de su tía. Frannie le acaricia los cabellos, contempla sus ojos y se alegra de poder aun tener esa chispa de luz en su vida. Se apresura a palmearla la espalda y empujarlo con delicadeza.

-Anda, se te hará tarde y tu papá te va a castigar. Así no podrás venir a tomar el té conmigo.

-Yo jamás lo castigaría con algo así -alega Matt alzando su dedo y Francesca realiza una graciosa mueca mientras lo piensa un rato.

-Mmm, bueno, voy a tener que creerte esta vez. Que les vaya bien, suerte con tu proyecto.

-¡Gracias, tía Frannie! -le lanza un beso el niño y se apresura a guiar a su padre, dejando que colocara su mano sobre su hombro hasta que finalmente bajaron por las escaleras hasta el primer piso.

Tomaron un taxi, después su padre habló por teléfono con alguien y rápidamente salieron tras diez minutos de recorrido hasta la escuela primaria. Michael se tensa un poco, eso lo puede notar su padre y Matt no tarda en tomarle la mano, inclinándose hasta que paran de andar y están a sólo algunos metros de distancia de la entrada.

-¿Qué pasa, Mike?

-¿Seguro que no estás enojado porque olvidé la brillantina? -su tono estaba nervioso, además de que sus latidos incrementaron de velocidad al terminar de preguntar.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora