»Capítulo 77«

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1996. Hell's Kitchen.

—Barton, tengo un nuevo trabajo para ti.

—Tendrá que esperar. Tengo asuntos importantes esta semana.

El sujeto soltó una risa y se quitó el habano de la boca, dejando que se esparciera el humo por la oscura habitación.

—Estás bromeando, ¿verdad?

—Bill, sabes cómo me encantan las bromas —dice sarcástico el rubio y después se cuelga la bolsa de gimnasio en la espalda—. Es mi semana de descanso, ya lo habíamos hablado.

El hombre de nombre Bill, dejó el habano en el cenicero y entonces busca en su bolsillo el fajo de billetes que le extendió a Barney.

—Bien, es un buen trato. Vamos, lleva a tu niña a un buen parque de diversiones y aligera tu mente, hombre. 

—Se lo agradezco —dice Barney y entonces observa el cuchillo que dejó en la mesa, causando que Bill lo viera de reojo y se lo entregara con la punta al revés, es decir, con el mango hacia la dirección del rubio—. ¿Estará bien sin mí por estos rumbos?

—Barney, eres el mejor en este campo, pero no el único —comenta Bill y toma de nuevo su habano para darle una buena calada y continuar hablando—. Tienes responsabilidades, pero muchos de aquí ni siquiera son lo suficientemente hombre como para dar la manutención alimenticia a los bastardos que tienen esparcidos por el mundo —suelta una carcajada y después tose hasta que se recompone—. Incluyéndome. Eres buena persona, hombre.

—No lo suficiente —dice Barton, ladeando la cabeza y alzando las cejas—. Si fuera así, no estaría en estos rumbos, Bill.

—Bueno, bueno, pero eso es diferente. Además, te cubro la espalda de William. ¡Ja! Ese hijo de perra jamás me cayó bien, siempre intentando brillar para tener toda la atención —Bill se encoge de hombros y agrega—. Debió dolerle el ego por ver a su hermanita saliendo con alguien fuera de sus rangos pensados.

Barney no dijo nada, así que Bill lo supuso como respuesta su silencio y entonces aclara su garganta hasta que finalmente se despiden, siendo Barton quien guardara bien el cuchillo en la bolsa de gimnasio donde descansaban armas, navajas y todo tipo de instrumentos ilegales.

Llevaba intentando dejar este estilo de trabajo, pero era imposible cuando la paga era buena y con ello podría darse ciertos "caprichos". Ahora mismo debía el mes de renta del apartamento, además de comprarle zapatos para la escuela a su hija y uno que otro pago.

Apenas subió las escaleras de su edificio de apartamentos, observó con cautela el cielo, respirando con pesadez y recordando que pronto se cumpliría de nuevo el aniversario de Alba. Llevaba bastante tiempo sin saber nada de nadie. Ni de Savannah, ni de William o incluso de Henry, quien miró la última vez a Helena hace tres meses atrás. Lena estaba encantada de jugar con su tío y de vez en cuando en preguntar sobre su madre, lo cual pocas veces hizo con su papá.

Tocó la puerta del apartamento de los Murdock. Cuando abrió, Jack estaba con unas ojeras debajo de los ojos debido a los hematomas de su última pelea. 

—Ah, llegaste temprano hoy —se aleja de la puerta y le indica que pase al apartamento—. ¿Gustas algo de beber?

—Una cerveza no me vendría mal —dice Barney y entonces mira a su pequeña Helena, la cual estaba ayudando a Matthew, quien llevaba algunos meses desde el accidente que lo dejó ciego.

La niña estaba tan concentrada en ayudarlo a leer el libro en Braille que no se dio cuenta que su padre había llegado. Al alzar la mirada, con los ojos brillosos saludó a su padre. Barney sacudió su mano con dulzura y ella le susurró al oído a Mickey que su papá había llegado.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora