»Capítulo 23«

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Seis de abril de 2016.

—¿Alguna noticia? —preguntó Helena, con los ojos brillosos de esperanza mientras se alzaba de la camilla y observaba a Matthew entrar a la habitación.

—Sigue dormida. Estable aún, su padre sigue cuidando de ella —comentó Murdock, así que la morocha resopló al sentir un poco de alivio de saber por ese día el estado de salud de Georgette.

Finalmente tuvieron que decirle el diagnóstico, así que Barton estuvo digiriéndolo durante un día entero. Derrame cerebral hemorrágico. La amiga de Georgette, Rachel (también su vecina del apartamento de abajo), le comentó que la francesa y ella estaban dirigiéndose hasta la salida del restaurante, cuando la rubia dijo que escuchaba un sonido agudo en el oído izquierdo y, de golpe, trastabilló, mareándose. 

Se desplomó poco después, hablaba extraño y no tardó mucho en que tuviera una serie de síntomas que alertaron a su vecina que llamó a emergencias de inmediato. 

—¿El señor Dragon al menos ha desayunado? 

—Tuve que persuadirlo para que saliera un momento mientras me quedaba a vigilar a Georgette —explicó Matthew, después presionó las manos sobre el mango de su bastón y agregó—. ¿No deberías estar en la silla de ruedas?

—Estoy mejor, en serio —pero no podía estarlo, más que nada por el parto de emergencia que tuvo días atrás.

—Helena... —le llamó él y se aproximó, tomándola por la cintura y volviéndola a obligar para que guardara reposo—. Por favor, sólo hazlo, por tu salud, ¿está bien?

—Pero también me canso de esperar —alegó Barton—. No puedo, de verdad, es sólo que...necesito ver a la bebé.

—Aún necesita estar en observaciones, dijeron que al final de la semana será seguro que puedas verla —explicó Murdock, por lo tanto, Helena resopló y unió las cejas con tristeza.

Apenas la miró unos segundos hace dos días atrás. Sus tíos literalmente viajaron de golpe hasta Nueva York para poder estar al día siguiente en que dio a luz. Los niños venían con ellos, por lo tanto, actualmente todo el clan Barton estaba completo.

Matthew había acortado las horas de trabajo para así poder estar el suficiente tiempo en el hospital junto a Helena y la bebé. De vez en cuando iba a ver el estado de Georgette, pero casi siempre se encontraba con el padre de la francesa, el cual rezaba en francés en el borde de la camilla y su decisión se basaba en no interrumpir al hombre.

Karen y Foggy venían de visita todos los días, por lo cual, Helena se alegraba de tener noticias de ambos y siempre pedía en su mente que las cosas se resolvieran entre ellos y Matthew.

—No deberías descuidar el trabajo —comentó la morocha.

—Ya hablamos de ello.

—Si, bueno, tampoco estoy de acuerdo que duermas en la silla —alegó—. Matthew, te estás desgastando.

—Sigo bien —expuso él, pero ella aguardó silencio y aquello no le gustó. Se inclinó y le tomó suavemente la mano—. Oye, estoy bien. En serio.

—Mickey...

—Lou —bromeó un instante, así que apareció su característica sonrisa que por un momento contagió a la mujer y sólo se le escapó también una risa baja—. ¿Ya has comido? ¿Te trajeron algo?

—Aún no —respondió.

—Iré si gustas a traerte algo.

—No hace falta, es...

—¡Helly! —y entonces de la puerta de la habitación, Lila Barton entró como un huracán de alegría, causando que una gran sonrisa se le esbozara en los labios a Helena.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora