»Capítulo 9«

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—Maldita sea, Noah —expresó Helena, tirando la cuchara de plástico al suelo al tiempo en que dejaba el bote de helado sobre la mesita de la sala.

Cambió de canal tras terminar otra película romántica y entonces si dispuso a apagar el televisor. Fue así que sólo se mantuvo un rato sin hacer nada, incapaz de tener la energía de alzarse luego de los acontecimientos que pasaron ayer por la noche. 

Así fue que tragó saliva, se recargó en el sofá y entonces buscó en su celular algo qué hacer o distraerse. 

Básicamente salió del lugar en el instante en que Karen Paige llegó al apartamento de Matthew. Se pudo percibir cierta...incomodidad en el aire, pero Helena sólo sabía que debía irse del lugar. Además, había algo en...la manera en que Karen miraba a Matthew.

¿Cómo no podía haberlo notado antes? 

Incluso en un momento dado sólo podía pensar en ellos dos. Y quizá si reflexionaba mejor, en realidad sí que eran una bonita pareja. Matt era alguien cerrado, pero a lo mejor y si conocía a la correcta, sólo de ese modo su perspectiva de enfocarse sólo en el trabajo cambiaría.

Y Karen, bueno, era una buena mujer. Era atractiva, carismática, bondadosa y leal. Era apasionada con su trabajo, le gustaba mantener un orden y siempre le gustaba cuidar de los demás que fueran su círculo íntimo como seres queridos.

Así que, ¿por qué no?

Había mucho en qué pensar, pero sólo se centró en ver las redes sociales y notar lo que ocurría y en lo que se había perdido en el tiempo en que había estado fuera de Londres.

Estaba Andy, una amiga del trabajo que oficialmente se había comprometido con su novio de ocho años. Y luego Trevor, un vecino que se mudó a Suiza y ahora vive solo disfrutando de conocer el país.

Muchas fotos de personas que viajaban, conocían y simplemente parecían progresar en sus vidas. ¿Y ella? ¿Dónde quedaba el hecho de que...?

Entonces olvidó el detalle de que no había bloqueado un simple perfil que había arruinado y quebrado todo. 

Fue así que observó la mano delgada que mostraba el gran anillo de compromiso. Y debajo de este decía palabras que hicieron quebrarse aún más su corazón, oprimiéndole la respiración hasta el borde de dejarla sin aire en los pulmones.

"Acepto ser tu señora Reid"

—Hijo de perra...

Dejó el celular sobre el sofá, tomó un cojín y sólo se limitó a lanzarlo lejos, intentando que ese coraje fuera suficiente para poder causar que el llanto no volviera. Sin embargo, estaba rebelándose, amenazando en los bordes de sus párpados a salir.

Y quería hacerlo, sí que quería, pero...

Sólo maldecía, veía el techo, el televisor apagado, las cosas que podrían ocasionar que todo empeorara. Pero ya lo veía venir. Era un hecho, sabía que pasaría tarde o temprano. Entonces sólo volvió a tomar su celular, bloqueó el perfil de Samantha Griffiths sin poder impedir ver por última vez el perfil de Peter.

Allí estaba, sonriendo y con esa mirada de amor y cariño que alguna vez le obsequió cuando aún seguía enamorado de ella. Recuerda muchas cosas, escenas e imágenes de cuando aún salían y las cosas no se habían ido al carajo.

Era él cada mañana, ladeando la cabeza, aproximándose hasta besarle la sien y saludarla en un susurro. Era él cuando aún se preocupaba y le preparaba el desayuno cuando se le hacía tarde para el trabajo. Y era él cuando se inclinaba, le robaba un pico y entonces le decía que tuviera suerte.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora