»Capítulo 26«

448 50 0
                                    

Cinco de mayo de 2016.

-¿Está seguro de que no necesita que...?

-Helena, yo me encargo -expuso Pierre, ayudando a su hija a andar con el bastón en la mano-. Sólo estaremos a unas dos cuadras de distancia.

-Tres, supongo -balbució la morocha mientras tomaba a la bebé en brazos y se colocaba el bolso de cosas que necesitaba Michelle-. Georgette, ¿quieres que...?

-Estoy bie...n -expresó la rubia mientras reía y se sujetaba de su padre.

-¿Tomarán un taxi?

-Si, la calle es muy concurrida, no te preocupes -comentó Pierre.

Mientras los franceses bajaban cuidadosamente las escaleras del edificio de apartamentos, Helena se mantenía muy cerca, esperando poder ayudar en cualquier cosa para la repentina decisión que Georgette tomó de mudarse con su padre en el apartamento rentado cerca de Helena.

Barton no tuvo otra opción que aceptar la decisión de su mejor amiga y ahora mismo se preparaban para la mudanza.

Pierre estaba encantado de poder tener a su hija más cerca y pasar más tiempo a su lado, por lo cual, aceptó de inmediato y ahora estaba listo para llevarla.

En cuanto estuvieron en el primer piso y empezaban a salir del edificio, Pierre dejó que Georgette caminara sola y entonces volvió al apartamento para bajar las maletas.

-¿Me...di...rás qué...pa...sa? -preguntó la rubia después de que Helena y ella estaban a solas.

-¿Decirte qué cosa?

-Matt y tú -señaló a su amiga y luego añadió-. Pa...só algo.

-No, en realidad todo está bien entre los dos -respondió de inmediato, con un tono totalmente rápido que generó mayores sospechas en Georgette.

La francesa arqueó la ceja y entonces la morocha ladeó la cabeza, centrando su mirada unos instantes en su bebé.

-No ha...blan tanto -se esforzó en decirlo de manera corrida.

-Si lo hacemos. Siempre lo hacemos, viene todos los días -al explicar eso, sonrió de un modo para aligerar la situación, ya que sentía que el calor brotaba de su cuerpo y en cualquier momento sus orejas se tornarían rojas por los nervios.

Georgette no quiso insistir, así que al ver que su padre se aproximaba, por fin esperó a que pidiera un taxi hasta que paró uno y comenzó a guardar las maletas.

-Iré a verte mañana -avisó Helena, acariciando con gentileza y cariño el brazo de su amiga.

-Dé...jame res...pirar, Barton -bromeó la francesa y la morocha reaccionó con una falsa indignación-. Cuida a... mamá, Chel.

Acarició la cabeza de la niña, luego le besó la coronilla y antes de girarse por completo y dirigirse con su padre, Georgette habló.

-Arré...glen...lo. Por favor.

Helena pensó por unos segundos que quizá ella ya sabía. Tal vez lo intuía. Había gente que hacía eso, pero no sabía si la francesa era o no capaz.

Sin embargo, sólo asintió y dejó que por fin su mejor amiga se alejara junto con Pierre Dragon. Se despidieron desde lejos y entonces Helena volvió a su apartamento, tomando las llaves y saliendo del lugar para encaminarse al Boletín.

Prometió a Karen ir a tomar un café después de las tres, por lo cual, se llevó el bolso y la carreola que usaría para colocar a Michelle.

Así fue que se dirigió al metro para tomar un pasaje y dirigirse a su destino. Tardaron menos de quince minutos y en un santiamén la morocha ya estaba preguntando por la señorita Page.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora