»Capítulo 20«

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Trece de febrero de 2016.

—¿Entonces no tienes nada en mente?

—Georgette sigue con lo mismo —expresó la morocha, sonriendo y pinchando un poco de su comida.

—Bueno, Becka Barton queda excelente, he de admitir.

—No le des rienda suelta, Mickey —exclamó la mujer, así que Matt negó mientras sonreía.

—No lo hago. Sólo considero lindo el nombre.

—Podría quedarse como opción —expuso Helena, así que después se inclinó hacia enfrente y entonces dejó con cuidado el plato sobre la mesa.

Por otro lado, Helena sólo se tomó con cautela el vientre de seis meses que tenía ya bastante desarrollado. Cada vez se aproximaba más el parto, lo cual la tenía un poco nerviosa, pero intentaba disimularlo; excepto con Matthew.

Matt podría saber con exactitud lo que piensa con tan sólo escucharla, lo cual puede dar un tanto de miedo, pero a fin de cuentas Helena sabía que era una gran habilidad que agradecía bastante algunas veces.

—¿Entonces el caso sigues tomándolo?

—No creo querer dejarlo —expresó el abogado, así que sólo tuvo como respuesta una simple sonrisa de Helena—. ¿Ya pensaste en qué trabajo tomar? Puedo si quieres buscar algo para ti y...

—Mickey, voy a solucionarlo —le interrumpió la morocha, intentando calmarlo.

Así fue que Matthew sólo asintió, ladeó la cabeza y Helena rió.

—¿Qué pasa? —preguntó ella.

—Está latiendo —expuso en bajo, pero después le señaló la hinchada panza y añadió—. Su corazón.

—¿Si? —Helena se tocó el vientre, sintió una ligera reacción y sólo sonrió aún más—. Ojalá pudiera escucharlo, sería maravilloso.

Matthew elevó las comisuras de sus labios, se mantuvo centrado en lo que pudiera escuchar con claridad y, de golpe, volvió a concentrarse para escuchar mejor. Era la bebé, allí se encontraba, dándose a entender de su presencia mientras sus diminutos latidos golpeaban sus oídos y podía incluso escuchar una especie de sonido como si estuviera nadando, pateando ligeramente el espacio y causando que Helena riera, puesto que sentía tanta alegría de poder sentir a su bebé cerca suyo.

—Dame la mano —dijo ella, así que él vaciló, pero al final se le extendió y la morocha se apresuró a colocársela sobre el vientre que ya estaba suficientemente expuesto—. ¿Lo sientes?

El abogado lo pudo percibir de inmediato, puesto que apenas posicionó la palma sobre el vientre, la reacción de la bebé fue golpear. Sonrió, incapaz de poder ocultar su sorpresa.

—Parece que sabe que estoy aquí —bromeó y hubo otro movimiento—. ¿Qué pasa, pequeña?

—Creo que le agradas —bromeó la mujer, riendo en bajo y agregando—. Dios, Mickey, ella...

Otra patada. Matt no pudo evitar acercarse de golpe, causando que Helena se quedara estática ante su acción, puesto que se inclinó lo suficiente como para casi rozar sus labios sobre la blusa que ocultaba su vientre.

—Yo también ya quiero conocerte —susurró Murdock, su sonrisa se elevó sin mostrar sus dientes y luego se apresuró a erguirse para añadir—. Michaela suena bien, ¿no?

La morocha lo miró con diversión y una falsa advertencia, así que al final sólo Matt se apresuró a a hablar.

—Suena bastante exótico.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora