»Capítulo 72«

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Septiembre, 1991.

—Buenos días, alegría —saluda Barney Barton, entrando cuidadosamente por la entrada del apartamento, quejándose al doblarse un poco cuando levantó del suelo un zapato que se le había caído a su hija—. Carajo.

—Vaya, qué lenguaje —habla Jack Murdock, alzándose de su asiento mientras se queja y susurra en bajo—. Mierda.

—Veo que andamos igual —dice Barney, aproximándose al padre del mejor amigo de su hija—. ¿Cómo estás, Jack? Espero que esos golpes sean de un campeón.

—Hubieras visto al otro sujeto noqueado —bromea Murdock y entonces se toca el hematoma que tiene por encima de la sien—. Fue una buena pelea, he de admitir.

—Bueno, eso me alegra escuchar —comenta Barney y entonces ambos hombres escuchan los gritos agudos y entusiasmados de dos pequeños niños de cinco años de edad.

Matthew Murdock y Helena Barton corrían por la sala de estar, jugando a las atrapadas mientras sus padres los veían con una media sonrisa en el rostro. 

—¿Cómo está el trabajo?

—Inestable, pero nada que no pueda arreglarse —suspira Barney mientras su niña empuja con diversión a Matt, el cual no duda en fruncir el ceño y abrazarla hasta babearle la mejilla—. Vaya, tu hijo está coqueteándole a mi niña.

Jack ve a su hijo y entonces se alza mientras ríe nervioso.

—Matty, hijo, eso no se hace.

—No le hace daño, no te preocupes tanto, Jack —dice Barney, riendo también al momento en que Jack intentaba alejar a Matthew de Helena, pero este rezongaba y se sacudía en un intento de salirse de los brazos de su padre—. Está bien, sólo...

Y de pronto el celular de Barney suena, provocando que se alejara para responder la llamada de un número desconocido. En cuanto terminó la llamada, su semblante cambió y entonces miró a Jack un largo rato, pero al final se decidió de tomar en brazos a su hija y comentar que le había salido un problema familiar y debía irse.

—¿Seguro que todo está bien, Barney?

—Si, sólo un contratiempo. Mi hermano tuvo una situación, necesito ayudarlo. Nos vemos mañana, Jack —dice Barton, después rodea a Matty y le sacude los cabellos—. Nos vemos, Matthew, adiós.

Salió volando del edificio de apartamentos, con su pequeña hija en brazos, cargándola con cuidado mientras Helena jugaba con su muñeca. 

Tomó un taxi a dos cuadras de haber caminado, dando una dirección cercana a los barrios más pobres de Hell's Kitchen. No era novedad que Barney conocía perfectamente esa zona, pero ahora mismo le incomodaba tener que haber tomado la decisión de en vez de dejar a su hija en la guardería, decidió traerla consigo.

En cuanto se bajó del taxi, soltó un suspiro, encaminándose en uno de los callejones, tomando la decisión de buscar en su bolsillo un aparato que siempre traía consigo. Cuando lo obtuvo, se lo colocó en el oído, enfocándose en el sonido hasta que por fin escuchó la reconocible voz de una persona que estaba en el segundo piso del edificio enfrente suyo.

—Mierda —susurra. Helena estaba relativamente callada, pero su padre no dudó en admirar el rostro de su pequeña—. Lena, por Dios santo, soy el peor padre del mundo.

La sonrisa tierna de su hija lo dijo todo, pero Barney sólo se enfocó en tomar de su espalda una cantidad de armas que traía con él, buscando algún plan para no poner en peligro a su niña. Y mientras tomaba a Lena en sus brazos, ya que era una niña pequeña, lo cual la hacía ver de menos edad, finalmente le hizo la señal de que guardara silencio y la pequeña se cubrió la boca con la mano. Buscó en su escondite del callejón la bolsa deportiva en donde tenía su fiel compañera de combate y no tardó en colocarla en su espalda.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora