»Capítulo 28«

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Quince de mayo de 2016.

—¿Hola?

—Alguien me avisó que estabas preocupada por mí.

La mujer exhaló con gran alivio en el momento en que escuchó la voz de su tío del otro lado de la línea telefónica.

—¿Cómo estás, tío? ¿Qué fue lo que pasó?

Tomémoslo con calma, ¿si? Ahora mismo estoy regresando a la casa con tu tía. Los niños también vinieron, pero todo está en orden.

—¿Qué hay de los demás? ¿Wanda, Sam, Scott? ¿Me faltó alguien más?

Se escuchó la risa de Clint del otro lado.

Parece que los medios ya publicaron toda la información. Una cosa más, esto no saldrá hasta dentro de un tiempo, es confidencial. Steve nos sacó, eso no se dirá por ahí. ¿Harías el favor de...?

¿De ocultar que la amenaza nacional de Capitán América los ayudó? Si, con todo gusto, tío —expresó la morocha y después agregó—. Me tenías preocupada.

—Lo sé. Debí ignorar la llamada.

—No puedes, sabes que no —expresó Helena—. Es tu trabajo.

—Estoy seguro de que ya no habrá más que se pueda hacer, Helena. Tal vez sea mejor.

—¿Eso lo crees? —preguntó su sobrina—. ¿Qué hay de Natasha?

—Hubo un conflicto amistoso, pero nada personal —explicó el hombre.

—¿La volverás a ver?

—Tal vez. Estaremos bien, hemos pasado por...cosas peores —hubo un pequeño silencio y entonces agregó—. Helena, debo colgar, hablaremos después, ¿está bien?

—Si, por mí está bien. Salúdame a todos.

—Te quiero, no lo olvides.

—Jamás. Yo también te quiero —y finalmente colgó la llamada.

Apenas terminó, Michelle comenzó a quejarse en la cuna y entonces se encaminó hasta la bebé. En cuanto la tomó en brazos, besó su sien y escuchó a lo lejos la puerta de entrada sonar.

Se encaminó hasta abrirla y pronto se encontró con su mejor amiga. Pierre y Georgette Dragon saludaron con entusiasmo a la morocha.

—¡Mira nada más! —exclamó Barton señalando a la rubia—. Qué bonito vestido, me encanta.

—Hace juego con el bastón, eso le dije hoy —expresó el padre de la francesa y entonces Georgette golpeó un momento con el bastón a su padre.

—Exa...gerado —intentó terminar de golpe, pero aún le era difícil poder terminar las frases.

Helena los dejó pasar y entonces se precipitó a ir a la cocina por el biberón de la niña.

—¿Cómo han estado? ¿Ya visitaron el Pip's Island?

—Muy...rosa —e hizo una mueca la francesa al tiempo en que añadía—. ¿Cómo está Ma...tt?

Apenas dijo ese nombre, los nervios inundaron a Helena al pensar en cómo en los últimos dos días las cosas cambiaron entre ambos.

No de un modo repentino, pero había cierta restricción de distancia en los dos que no podía comprender porque estaban de acuerdo en ello.

—Está bien. Ayer vino y cuidó de Ellie. Tuve que salir a ver lo de la renuncia definitiva del trabajo.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora