»Capítulo 4«

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Primero de octubre de 2015.

—¿Y cómo fue la cita con la chica? ¿Es la que me hablaste que frecuenta el supermercado?

—Si, es misma. Fue...un poco agradable. Sólo que la mayoría de la velada hablaba de cosas pocos triviales, de hecho, profundizó demasiado como para ser la primera cita —explicó la francesa, alzando el sartén para luego hacer volar el contenido que descansaba en este.

—¿Entonces la repetirás? —preguntó Barton con una sonrisa juguetona en los labios.

—Dios, espero que no —manifestó Georgette y eso sólo ocasionó que Helena riera entre dientes—. Dijo que me llamaría. Sólo..., bueno, después dejó mi apartamento y se fue.

—Dragon, sí que no pierdes el tiempo —alzó las cejas pícaramente, al tiempo en que su amiga fruncía un momento el ceño y después se encogía de hombros.

—Bueno, no es que esté buscando algo serio.

—¿Alguna vez lo querrás buscar?

—Tengo treinta y tres años, probablemente mi límite de soltería sea a los cuarenta —y Georgette alzó las cejas al tiempo en que agregaba—. Dos décadas de fiestas y diversión todavía no han concluido, Barton.

Helena sólo lo tomó como algo muy de Georgette. De hecho, era gracioso, ya que, en tan poco tiempo, sinceramente había llegado a una confianza impresionante con la francesa.

Desde el primer día, Georgette siempre fue muy amigable, se notaba a leguas su extrovertido carácter y siempre se la pasaba hablando y contando cosas.

Pero también sabía escuchar. Escuchó a Helena desde el principio y de hecho incluso la acompañó a su cita médica de ayer.

—Pero dejemos mis citas de fracaso y enfoquémonos en ti. ¿Qué tal te va? ¿Has salido a recorrer la ciudad?

—Un poco —comentó la mujer—. He podido de vez en cuando, pero casi siempre me encuentro en el apartamento o voy a cenar con los Bridge.

—Ha sido agradable de parte de la señora Bridge que te invite.

Lo era, de hecho, le fue al principio extraño para Helena adaptarse a las invitaciones de la señora Elizabeth Bridge.

No obstante, la mujer dijo que le encantaría invitarla a cenar luego de la estrecha relación que había empezado a florecer entre ellas. Para Barton fue impresionante porque nunca antes un cliente recurrente la había invitado a cenar.

Finalmente conoció a Vincent Bridge, el marido de Elizabeth y toda la velada fue agradable porque se la pasó agradable con ellos.

—Si, lo fue —dijo Helena.

—¿No volviste a salir con tu amigo? ¿Mason?

—Matthew —le corrigió y sonrió—. No, he olvidado llamarlo. Debe estar también ocupado con el trabajo.

—¿Trabaja en un edificio de condominios?

—No lo sé, he olvidado la dirección. Jamás he ido a visitarlo —expresó y Georgette la observó fijamente.

—Podrías sorprenderlo. Sería divertido, ¿no lo crees? Lo tomarías por sorpresa cuando te viera —eso provocó que Helena se mordiera el labio para retener la risa y la francesa entonces lo recordó—. Oh, mierda, siempre lo olvido. ¡Y luego tú te burlas, Helena!

—Es algo difícil de recordar, créeme. Cuando éramos niños al principio fue algo que nos tomó tiempo para adaptarnos.

—Me imagino que sí —manifestó—. Oh, mira, Gretchen está realmente molesta esta tarde.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora