»Capítulo 34«

366 39 0
                                    

Capítulo largo y ambientado en The Defenders.

Ocho de noviembre de 2016.

-¿Entonces vas a desayunar allá? -preguntó ella un poco indecisa.

-Tengo una cafetera -comentó él con una media sonrisa y entonces Helena entrecerró sus ojos y se acercó para ajustarle la corbata en el cuello-. Intentaré antes del juicio comer algo.

-No lo intentes, debes hacerlo, Mickey.

-Bien, bien, tú ganas -al terminar de decir eso, su característica sonrisa de elevó en sus labios y finalmente le dio un casto beso en los labios-. Cuídate, ¿si? Me saludas a Vincent y a Elizabeth.

-Tú cuídate mucho -le dio otro beso en los labios y después se alejó para ver a Michelle caminar en su andadera.

Matthew no tardó en inclinarse al escuchar el balbuceo de la niña. Después de todo, siete meses eran suficiente para que pudiera ser más atenta y captara muchas cosas que antes no.

Una de ellas era que en ocasiones señalaba el bastón de Matthew antes de que saliera como forma de anunciarle que no se le olvidara. Ese día no fue la excepción.

-Está señalando el bastón -dijo Helena sonriendo y entonces Murdock besó la mejilla de la bebé.

-Se lo agradezco, señorita Barton. ¿Cree que pueda guardarme galletas para más tarde? -Michelle gritó con entusiasmo-. Es un sí para mí. Te quiero -le susurró, se alzó del suelo, se acomodó el saco y finalmente tomó su bastón para encaminarse hasta la salida del apartamento.

Por lo tanto, hasta ese momento, Helena lo miró irse, dejando que iniciara su mañana después de que Matt se había quedado esa mañana a dormir en su apartamento.

Sin embargo, hasta ese momento, jamás había visto lo distraído que parecía Matt aquella mañana. Estaba concentrado quizá en el juicio que tendría, pero, por otro lado, tal vez se trataba también de su intento de ignorar el ruido.

La ciudad era más sosegada, siempre lo había sido, pero...pero en ese instante, parecía haberse adormilado. Y Matthew y ella lo sabían, sólo que Helena no quería decir nada al respecto para presionarlo o intentar llevarlo a que hablara sobre lo que dejaba atrás.

Así fue que la mañana fue tranquila. Visitó a los Bridge, tomó el té con ellos y Michelle estaba realmente feliz de las caras graciosas que Vincent hacía para hacerla reír.

Por otra parte, Matthew, quien había ganado contra el caso del señor Belchowitz y le había expresado unas cuantas palabras al muchacho que estaba en silla de ruedas, finalmente se giró sobre sus talones al tener la presencia de alguien reconocible cerca de donde se encontraba.

Y de pronto la escuchó.

-Felicitaciones, señor Murdock.

Era Karen Page. Llevaba semanas o quizá meses, ya había olvidado la última vez que se habían encontrado.

-Oh, gracias, señorita Page -respondió.

-Está bien, puedes enorgullecerte, un poco. No le diré a nadie -expuso la rubia con una astuta sonrisa en la boca.

-¿Viniste por una declaración? -preguntó el abogado mientras se recargaba en su bastón.

-Ah, sí. Oye, tal vez quieras ir a comer o...

-Ah, seguro sí -aceptó él al escuchar que no terminaría la frase-. Hum, ¿puedes darme cinco minutos?

Karen afirmó con un sonido y después dejó que Murdock se girara para ir con la cantidad de reporteros y entrevistadores que no tardaron en llenarlo de preguntas sobre el caso, llamándolo incesantemente.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora