»Capítulo 51«

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~H E L E N A~

Veinticinco de mayo de 2017.

—Buenos días, Helly —me saluda Lila mientras se sienta enfrente de mí.

Realmente me era difícil el acostumbrarme a su repentino crecimiento. Más que nada porque sus facciones se volvieron de una preadolescente que en cualquier momento llegaría a esa edad en donde la tía Laura se sentaría a su lado para hablarle sobre la menstruación o el cuidado de la higiene femenina mientras a Lily se le encienden las mejillas. 

—Buenos días, Lily. ¿Dónde están tus hermanos?

—Cooper debe estar apenas despertándose. Nathaniel tiene que estar por allí, no lo sé, siempre se la pasa jugando con sus carritos —me explica y mi única opción es asentir a la vez que me alzo para tomar un poco más de café.

—¿Y tu mamá? —le pregunto y ella se aproxima a mi lado, intentando subirse a la isla de la cocina.

—Arriba. Es que aún es muy temprano.

—Oh, de acuerdo —asiento con la cabeza y entonces lo miro de reojo—. ¿Quieres que te haga el desayuno?

—Si, por favor —luego se me queda viendo con una ligera mueca en los labios y sonríe tímidamente—. ¿Puedo pedir panqueques? Es que me encantan los que tú haces, Helly.

Suelto una risita y sólo me apresuro a asentir, diciéndole que era una grandiosa idea que podrían disfrutar todos. El tío Clint se había quedado despierto bastante tarde conmigo, tomando una cerveza y hablando de temas que salieron repentinamente. Lo más probable es que se despertaría más tarde, por lo cual, lo mejor es hacer su desayuno más tarde.

Lila se alejó y puso un poco de música en la radio, así que comenzamos a cantar a la vez que preparaba los panqueques. A eso de la media hora, me senté junto con Cooper y Nate, quienes ya habían llegado y la tía Laura quizá se había quedado dormida de nuevo porque ni siquiera bajó a desayunar.

Michelle aún dormía, lo cual me sorprendió y fui a checar que estuviera todo en orden. Descansaba con las piernas contraídas, babeando sobre su manita y respirando tranquilamente. Sonreí enternecida y no tardé en alejarme, dirigiéndome al primer piso. Y cuando lo hice, escuché que Lila corría cuando de pronto el timbre sonó. 

Iba a decirle que yo iría a abrir, pero dejé que lo hiciera y ayudé a Nate a tomar un poco de su leche con chocolate que su hermano le había preparado. Y en cuanto lo hice, escuché una voz masculina que hablaba entre murmuros lejanos con Lila y captó mi atención.

Me empecé a encaminar hacia la puerta de entrada y no tardé en asomarme, lo cual fue un error porque me quedé inmóvil al instante en que Lila giró para sonreírme con entusiasmo y señalarme al recién llegado.

—Dice que viene a visitarte.

Sonrío con nerviosismo a mi prima, después miro a Cooper y Nate en el comedor y no tardo en hablarle a Lila.

—Lily, ¿puedes ayudar a tus hermanos, por favor? Nate se manchó la barbilla de leche con chocolate.

—Está bien —accede y no se pone testaruda, así que se gira un momento para ver al hombre parado enfrente de la entrada y se despide—. Adiós, Matt.

—Adiós —dice él y me cruzo de brazos, incapaz de dar otro paso mientras desciendo la mirada para intentar no verlo al rostro—. Hola.

—Hola —balbuceo y después miro de reojo a los niños, intentando cerciorarme de que no estaban escuchando o espiando—. ¿Podemos salir a...?

—Si, por supuesto —dice y se hace a un lado, dejando que saliera de la casa mientras él me seguía desde cerca, batiendo el bastón hasta que estuvimos lo suficientemente lejos.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora