»Capítulo 74«

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Diez de febrero de 2024.

Las semanas transcurrían a gran velocidad. Con eso, el vientre hinchado de Helena se hacía notable y la bebé comenzaba a dar señales de vida como repentinas patadas ligeras que apretaban la vejiga de su madre, la cual corría a medianoche caminando patosamente hasta el inodoro.

Matthew a veces salía y cuando volvía atrapaba a Helena comiéndose las barras de chocolate que escondió en la alacena.

—¿Qué crees que haces, Lou?

Y ella se sobresaltaba, escondiendo la evidencia cuando era notable el olor que Murdock podía olfatearlo con su agudo sentido.

Esa mañana, un sábado soleado, con vientos fríos pero agradables, Barton se comenzó a preparar para ir al trabajo, además de hacer un desayuno con waffles y mucha crema batida.

—Algo me dice que estás en la fase de antojos —dice la adormilada y ronca voz de Matthew, entrando a la cocina con el pantalón de pijama colgándole de las caderas y sin camisa.

—Vaya, adivinaste —comenta Helena, chupándose el dedo de crema batida y sus ojos viajan por el abdomen del hombre, sintiendo una oleada de calor que le subió a las mejillas—. Si, hum...

—¿Debo preguntar por qué el tartamudeo? —bromea él con una sonrisa torcida que incluso provocó que unos hoyuelos aparecieran.

—Oh, bien que tienes idea de qué me provocas —refunfuña la morocha y entonces aclara su garganta—. ¿Cómo dormiste?

—Con el brazo adormilado, pero bien. ¿Y tú? —se aproxima, le toma la mejilla y le planta un casto beso en los labios.

—Ugh, extraño dormir boca abajo —hace una mueca y de pronto ve su vientre mientras toma la mano de Matt y la coloca en este—. Y todo por tu culpa.

Matt ríe entre dientes y alza las cejas.

—¿Mía?

—Claro, ¿de quién más? ¿Si sabes cómo funciona todo ese proceso?

—Lou, por Dios —dice entre risitas y entonces no duda en darle un beso en la frente hasta que finalmente se aleja para escuchar la waflera sonar—. El desayuno está listo.

—Mmm, no puedo esperar —dice y entonces los coloca en un plato mientras toma la crema batida y la sacude con cuidado.

—Michael sigue durmiendo —comenta Matt y de pronto se encamina al refrigerador para tomar un poco de yogurt.

—¿Si? ¿Crees que quiera acompañarme hoy?

—Más bien, iremos a acompañarte —explica el abogado y la morocha no tarda en unir las cejas, confundida.

—¿No tienes trabajo hoy?

—Terminé el papeleo, así que estoy libre. Me gustaría al menos también tomar algo en el mejor café-restaurante de Hell's Kitchen.

—¿Y cuál es?

Bargon, quizá lo conozcas.

—Oh, no, yo no conozco lugares elegantes —bromea y entonces no puede evitar reír mientras Matt le planta pequeños besos en la frente.

Al terminar, ambos se sientan para desayunar mientras Michael se despertaba tarde. A eso de las once, los tres salen del apartamento y se dirigen al café-restaurante. Georgette ya estaba ahí, ayudando a Rebecca con la caja registradora y no duda en salir para moverse con apoyo de su bastón y mostrarle a Mike la nueva receta con mermelada que habían agregado al menú.

Michael salió corriendo, así que Helena se quedó cerca con Matthew, apenas moviéndose debido al hinchado vientre de cinco meses que ya se notaba.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó el abogado, buscando acariciar su vientre.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora