»Capítulo 50«

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Veintidós de mayo de 2017.

—Oh, no sé por qué me pongo tan sensible con las despedidas —expresa Elizabeth Bridge y después besa la frente de la pequeña Michelle—. Cuídala mucho en el viaje. Bueno, siempre, Helena, pero...tú entiendes a qué me refiero.

—Si, lo tengo muy presente —comenta la morocha y sostiene a su hija mientras Vincent se acomoda las gafas cuando logra tomar las maletas para dejarlas en el auto—. Vendré a visitarlos pronto.

—Espero que cumplas tu promesa —comenta con jocosidad Francesca y entonces le pellizca la mejilla a la bebé—. No puedo vivir sin tener esa energía extra de esta diablilla.

—Ojalá sea cierto porque te juro que me estoy volviendo muy celosa —argumenta Lizzie y suelta una risita mientras se limpia las lágrimas—. Ten un buen viaje, querida, llámanos cuando llegues a Misuri.

—Esperen mi llamada en cualquier momento —dice Helena y se despide de ambas mujeres antes de subir al auto de Vincent, quien la llevaría hasta el aeropuerto.

Ya se había despedido de Foggy y Karen, además de no tener ni una sola llamada o conseguir contactar con Georgette. Tenía esa sensación molestia de que no había tenido una despedida decente en donde incluso ni siquiera se hablaban o visto, así que al final sólo le mandó un mensaje y guardó el celular mientras Vincent se estacionaba cerca del último lugar al que tendría a la última que pudiera despedirse.

Se bajó con cautela y se encaminó con la niña corriendo dentro del lugar, esperando tomar la mano de su madre cuando se aproximara y al final observan la gran estatua del Todopoderoso.

—Hola, disculpa —habla Barton mientras toma a la niña y se dirige a una de las monjas—. Estoy buscando a la hermana Maggie, ¿está aquí?

—Si, con gusto la llevo con ella.

Cuando dice eso, Helena le agradece y se encamina hasta la parte subterránea de la iglesia, justo donde sabía que Matthew se había quedado todo ese tiempo en que...

—Por aquí, ella está dentro —le anuncia la monja y Barton se encamina con Michelle soltando grititos y riendo.

A continuación, observó a la monja, quien se giró de pronto y entonces sonrió débilmente al ver a la niña que sostenía en brazos la morocha. Cuando se aproximó lo suficiente, la madre de la pequeña la soltó y Michelle corrió hasta sentarse en el suelo, jugando con el pequeño peluche de cachorro que la acompañaba por todas partes. 

La hermana Maggie sonrió y entonces se aproximó mientras se cruzaba de brazos y veía fijamente a la recién llegada.

—Me alegra ver que vuelves, Helena —comenta y la mencionada mira a la niña, vigilando que no esté realizando alguna travesura o se escabulla por allí.

—Quería saber cómo se encontraba. Después de lo que pasó, no tuve la oportunidad en el segundo para venir al funeral o..., —soltó un pesado suspiro y luego continuó— bueno, fueron muchas cosas, en realidad.

—Entonces has estado ocupada. El funeral será mañana —la monja ladea la cabeza y entonces se precipita a hablar una vez más—. ¿Has sabido de Matthew?

Helena no quiere negar, y menos tratándose de la casa de Dios, así que presiona los labios y después traga saliva disimuladamente.

—Ayer me salvó. Fisk fue arrestado. Antes de eso, yo...fui un rehén o carnada para su gusto —Michelle se alza en sus piernas y corre para abrazar a la estatua del ángel, lo cual capta la atención de su madre—. No lo he visto desde entonces.

—Ya somos dos —expresa la mujer y después habla en bajo—. Bueno, aunque lo entiendo. ¿Quién querría?

—No diga eso. Probablemente, independientemente de la situación, Matthew dará la cara —aunque decía eso, siempre intentando dar la mejor imagen de Matthew, hablando de él como si fuera la mejor persona del mundo. Para Helena lo era—. Siempre lo hace. Volverá.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora