»Capítulo 14«

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Diecisiete de noviembre de 2015.

Helena despertó y miró el reloj al costado de la cama, justo en una pequeña mesita. Tenía la hora, incluso le era extraño porque creía que tendría alguna alarma o alguna cosa para ayudar a Matt con la hora. 

No obstante, vislumbró que eran pasadas las nueve y decidió que era mejor levantarse de una vez por todas. Logró acomodarse los pantalones cortos de Matthew, después la camisa y se abrazó a sí misma mientras corría la puerta y se asomaba. 

Al parecer no había nadie. Fue su oportunidad de caminar, asomarse un instante y entonces salió por completo, decidida a al menos prepararse algo en la cocina. En cuanto estaba a medio camino, logró ver a Matthew en el instante en que se abrió la puerta del cuarto de baño.

Allí estaba, acomodándose la sudadera que tenía puesta y parecía estar queriendo sólo relajarse luego de lo ocurrido la noche anterior. Sin embargo, Helena sólo quiso desviar la mirada al notar que ni siquiera tenía camisa debajo. Sólo quiso dejar de lado ese detalle y se enfocó en andar.

—Buenos días —saludó a la morocha.

—Me imagino que no irás a trabajar.

—Esta vez no.

—Muy bien —asentó ella, presionando los labios y mirando la cocina un instante.

—¿Ya has desayunado?

—Apenas desperté —Helena miró un momento a Matthew, pero después desvió la mirada.

—Te traje ropa de tu apartamento —le señaló la ropa perfectamente doblada que descansaba en el brazo del sofá.

—¿Cómo abriste?

—Busqué la llave en la entrada. Lo mejor será que la escondas mejor la próxima vez —explicó Murdock.

—Si, lo tendré en cuenta —dijo ella. Tras eso, finalmente la mujer se encaminó a la cocina mientras agregaba—. ¿Vas a decir algo al respecto?

—¿Qué se supone que quieres saber?

—Necesito saber cómo —expuso la mujer, viéndolo—. ¿Cómo carajos haces eso? ¿Le has mentido a todo el mundo todos estos años?

—No es como tú lo crees —empezó el hombre—. Es mucho más complicado. Si, estoy ciego, pero no de una forma en que se debe estar.

—Explica eso de "en que se debe estar" —lo dijo mientras movía los dedos y lo decía de una manera sarcástica.

Helena comenzó a tomar el sartén, unos huevos del refrigerador y finalmente observó que había un sobre de té olvidado sobre una de las alacenas.

—Después del accidente, las cosas fueron muy diferentes —hizo una breve pausa y siguió—. Hay muchas cosas que cambiaron. ¿Recuerdas cuando fuiste a visitarme al día siguiente?

Helena lo tenía muy presente. Recuerda verlo tumbado con las gasas en los ojos y la mueca sobre sus labios.

Recuerda hablarle, tomar su mano, pero Matthew sólo de retorció de dolor y confusión, alejándose y gruñendo.

—Soy yo, Lou —decía la pequeña Helena con los ojos llenos de lágrimas y queriendo poder comprender a su mejor amigo.

Matthew entonces sólo se alejó, empezó a hacerse ovillo en la camilla del hospital y Helena Barton se retiró junto con su padre.

—Lo recuerdo —dijo ella, cruzándose de brazos mientras esperaba a que el huevo se hiciera en el sartén.

Le daba la espalda a Matthew, así que cuando escuchó su voz muy cerca de donde estaba, repentinamente se sobresaltó en silencio, sin haber hablado o respingado.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐫𝐨𝐦 𝐇𝐞𝐥𝐥 [𝐌𝐚𝐭𝐭 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora