Los días, semanas y meses pasaban, ocho meses desde había nacido la pequeña Emma, había sido la niña más mimada del la historia, ambas familias se la habían ingeniado para que Erick y a Madi disfrutarán de dormir tanto como quisiesen durante el día, este pos parto había sido mucho más fácil que con Mateo, este periodo lo había disfrutado y amado, no por el hecho de que podía dormir una horas más, ya que los bebés pequeños tendian a confundir el día y la noche y su pequeña no había sido la excepción. En el día se la pasaba durmiendo, no había bebé en la casa y claro en el día Mateo como cualquier niño de su edad merecía atención, que jugasen con él y que le demostrarán que aún que había un bebé casa él también importaba y valía mucho al igual que la pequeña bebé.
Emma dormía tranquila horas y horas cuando el sol salía y no pegaba un ojo por las noches. Y el que sufría era Erick. Él era quien la arrullaba durante horas para para no llorase y no la despertara. Madi en esos lapsos de 20 o 25 minutos podía dormir y luego claro, despertar y alimentar a su bebé, en caso de que no tuviese leche extraída.
Erick había sido un maravilloso compañero, padre y amigo. No importabanlos horas que durmiese y las que no. Lo que importaba era que tenia a a alguien en quien confiar y además que la amaba y la protegia.
Caso contrario cuando nació Mateo, sus padres le habían ayudado todo lo posible, pero ella sabía que no era su responsabilidad. Era ella quien debía luchar, por eso muchas veces fingía estar bien y estar sana para no preocuparlos, cuando en realidad, estaba al borde del colapso, el estrés, el cansancio la dominaban y quería dejar todo, pero alguien con pequeños ojos azules le veía dulcemente y con tanto amor, sin saberlo el pequeño Mateo le daba el consuelo que necesitaba para seguir adelante.
Ahora tenía a Erick... En quien apoyarse y en quien sabía que compartía la misma responsabilidad que ella. Era libre de dejarle un momento el cargo mientras dormía unos minutos.Emma era una niña tan amada como Mateo, tanto así, que sus amigas al saber que había nacido habían dejado todo aun algo y habían viajado a donde vivía Madison y se habían quedado toda una semana con ella y la visitaban frecuentemente, sin dudas la más emocionada por él nacimiento de la bebé, era Mich... Había dejado a su perfecto novio y había llegado a la residencia Robinson con toda la cajuela de su auto llena de regalos para Emma y Mateo. Se había quedado todo un mes con ella y no paraba de decir que era la niña más hermosa que había visto y que esperaba que en un futuro tuviese una hija igual de preciosa.
Desde la vista de Erick los primeros días habían sido todo un retortijones, pues nunca había cuidado de un recién nacido pero madison parecía tan exhausta que se había comenzado a preocuparse y llamaba al medico solo para preguntar si podía darle algunas vitaminas o suplementos que la ayudarán pues parecía muy cansada, demasiado cansada como para hacerle levantarse temprano solo para que le hiciera comida a él o a Mateo. Así que aun que también estaba cansado, eso no era comparable con estar dando lactancia veinticuatro siete, así que era mejor que la apoyara lo más posible, desde el primer día había velado toda la noche cuidando de su pequeña. Aún que había pasado tiempo, recordaba perfectamente como había sido el primero día de la pequeña bebe en su hogar. La había recibido con muchos adornos, Renata, Diana y Esmeralda, se habían coordinado para decorar la sala y acomodar las cositas de bebé que él había estado comprando poco a poco, pero en un color blanco ya que no sabía que genero iba hacer su bebé. El cuarto les había quedado muy hermoso, tenía adornos rosa, unos morados y unos blancos. Todo eran tan hermoso. Seguramente su tarjeta de débito estaba sin fondos, pero el armario de ropa estaba lleno, había de todo tipo de conjuntos, muy hermoso, que seguramente Renata había escogido, su estilo era inconfunduble, había balones de esponja que seguramente eran idea de Diana y unos pequeños juguetes más que seguramente sus hermanas habían escogido. El decorado de la habitación tenía la marca de diseño de Eseralda, eso era inconfundible. Los primeros días la bebe había estado durmiendo en la habitación ellos y mientras él llevaba a Mateo a la escuela y trabaja en la compañía, su madre y su suegra se habían turnado para cuidar de Madi y la bebé. Luego de un tiempo, la bebé por fin se había adaptado a dormir de noche y de día jugar y todo fue más fácil. Aún así ambas madres venían y ayudaban en la casa a cuidar de la bebe. Hasta su padre y Diego llegaban a jugar con sus dos nietos.
Como si nada ya habían pasado ocho meses y Madison había elegido volver a estudiar y estaba iniciando su especialidad. Confiaba en ella y mientras fuese feliz, contaba con su máximo apoyo. Justamente para eso trabajaba, para que su esposa y sus hijos fuesen felices y vivieran una vida cómoda.
Ese día Madi tenía un laboratorio en la universidad así que el cuidaría de Emma. Ya tenía todo perfectamente calculado, Madi se había ido, Mateo estaba en el auto junto a él y lo llevaría al colegio.
Él se había portado un poco celoso, pues por varios años había sido el centro de atención de la casa y ahora debía compartir esa fama con Emma y pareció molestarle mucho, constantemente hacia berrinches para llamar la atención o rabietas las cuales no eran adecuadas. Así que habia teniendo que hablar con él y explicarle que la bebé no robaría el amor de ambos. Que tanto él y su hermanita eran importantes, que aún así tuviese ocho hermanos más el seguiría siendo el mayor y claramente le amaban al igual que al resto. Cosa que no tenía previsto, era que Matteo luego llegaría con su madre y le diría que quería que el resto de los bebés fuesen niños, por que así jugar al fútbol seria más divertido.
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Amor sin Contrato
Teen Fictionsegunda parte de "Matrimonio por Contrato" Aquí descubriremos que sucedio con Madison, Erick y el pequeño Mateo. ¿volverán a estar juntos nuestros protagonistas o su orgullo ganará? Si no has leído Matrimonio por Contrato te recomiendo que vay...